Es una fusión jarocha de Pito Pérez y Chin Chin el teporocho. Podría tener 50 o 70 años, pero, por una extraña razón resiste el sol, el aire y la lluvia más que cualquier joven. Mide no más de 1.50, trae el pelo enmarañado y una barba crecida en desorden como hierba silvestre. Siempre trae short y sandalias. Por su olor y costras de mugre en la piel parece que nunca se ha bañado.
Su desayuno, comida y cena es una botellita del mezcal más barato, del Oxxo, intercalado con algún alimento que le regalan en la taquería cercana. Empecé a tener trato con él porque se sentaba en la banqueta, afuera de la casa que recién alquilé. Antes de mudarme, durante dos o tres días estuve pintando las paredes con la puerta abierta para soportar el calor, acompañado de mi viejo radio; en tanto, él permanecía sentado en el escalón de la entrada oyendo la música. Cuando reconocía alguna canción de antaño que algo le recordaba, comenzaba a seguirla con su voz aguardientosa de Louis Armstrong, y hasta dejaba salir una que otra lágrima sin pudor, mientras se le quebraba la voz de sentimiento.
Entre plática y plática decía incoherencias como:
-Entonces qué pariente, tú eres de los Uscanga? Yo le decía que sí, por seguirle la corriente.
Después, por medio de correspondencia que llega a la casa, me enteré que ahí vivió otro inquilino con ese apellido.
Desde entonces, cada que nos encontramos intercambiamos el saludo:
-¡Qué pasó pariente!
Y enseguida, nada tonto, el pariente me pide para su botellita de mezcal.
17/11/11
16/11/11
efímero
La felicidad, si existe, es tan efímera
como la primera bocanada a un cigarro,
el primer sorbo a una taza de café
o un orgasmo
como la primera bocanada a un cigarro,
el primer sorbo a una taza de café
o un orgasmo
7/11/11
Fauna urbana
Está, por ejemplo, un hombre flaco y encorvado que ya desde antes conocía porque me había tocado ir en un camión donde se subió. Su forma de pedir provoca aversión y la gente le da para que se aleje. No habla, sino gime, dando a entender con una mano que necesita ayuda para comer, acentuando un gesto de sufrimiento. Cuando se le da una moneda, hace varias caravanas gimiendo y aborda al siguiente pasajero, hasta completar su recorrido por todos los asientos. Si no se le da, sigue gimiendo otro rato lastimeramente como para provocar remordimiento. Muchos ceden y terminan dándole. Pues este pedigüeño, ahora como cliente, es mucho más digno, nunca pide nada gratis, por el contrario, compra cosas caras sin chistar. Otra pedigüeña utiliza como recurso de compasión su asma crónica. Es creíble por su permanente rictus de dolor en el rostro y la chamarra que siempre utiliza, aunque el termómetro marque arriba de los 30 grados. Lo extraño es que cuando viene a comprar, siempre se toma una Coca-Cola casi helada. Hay un casi enano con manos deformes y labio leporino, por lo cual su hablar es gangoso. El llega a recargar “tiempo aire” para su celular. No podía faltar el ciego. Este usa un palo de escoba como bastón y se atraviesa de manera temeraria al paso de los
camiones, cuyos salvajes conductores a veces le impiden subir y se arrancan casi arrollándolo. Otro es el cantador de plegarias cristianas, que junta sus monedas en una lata de galletas. Mide cerca de 1.80 y tiene más de 30 años, pero calculo su edad intelectual en 13. Llega diciendo “está pelao”, queriendo decir que está escasa la colecta de monedas. Compra un cigarro mentolado y hace un corte de caja (o de bote), azotando ruidosamente las monedas sobre el cristal del aparador. También tengo en mente al payaso gritón, que más bien espanta a la gente en lugar de causarle risa, por lo agresivo de sus chistes. Dice cosas como: “suban, suban (al camión), trae aire acondicionado y vista panorámica (pese a que, como todos los autobuses urbanos de Veracruz, se está cayendo a pedazos). ¡Suban que ya se va!, las muchachas guapas no pagan, las gordas pagan doble y las flacas triple! Entra a la tienda presumiendo un pesado bulto de monedas, las cuenta y se queja de que “sólo” obtuvo $300 pesos en dos horas. Se ríe con sarcasmo cuando le digo que yo no gano eso y aparte tengo que pagar renta, luz, impuestos…
8/10/11
CV
Nací en la ciudad de Puebla de los Angeles el 19 de febrero de 1958.
Aproximadamente seis años después la familia se trasladó a la ciudad de México, donde viví más de 40 años.
Entre 1978 y 1980 cursé el bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Posteriormente estudié durante tres años la carrera de periodismo y ciencias de la comunicación, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
En 1981-1989 trabajé en la Gaceta UNAM, órgano oficial de la institución, como corrector de estilo y reportero, sucesivamente.
En 1990 me incorporé al diario unomásuno como corrector de estilo, donde trabajé hasta 1997. En ese lapso también publiqué entrevistas en el suplemento cultural Sábado, dirigido por el escritor Huberto Batis.
En el periodo de 1997 a 1999 fui jefe de información en el semanario Voz Pública, del periodista Francisco Huerta. Al mismo tiempo publicaba la columna Polvos de la urbe en el mismo medio.
En 1998 ingresé al periódico La Jornada, donde fui editor en la sección La Capital hasta 2007. Paralelamente publiqué crónicas, entrevistas y artículos con temas de cultura.
En 2002 obtuve el premio a la crónica urbana convocado por el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México.
En 2008 decidí trabajar por mi cuenta y establecí un negocio de papelería y servicios digitales en la ciudad de Veracruz, donde radico desde ese año.
Actualmente publico dos blogs en la red: Refugio del croto (wwwbeatnikscrotosjipis.blogspot.com/) y La ecoaldea (www.laecoaldea.blogspot.com/)
24/8/11
Ecoaldea en Conejos
En este terreno dos locos pretendemos establecer una ecoaldea.
Se ubica en la localidad de Conejos, municipio de Paso de Ovejas, Veracruz.
Tal vez es una pretensión exagerada. Tal vez termine siendo apenas una ecogranja familiar y no una comunidad de personas afines, en cuanto a vivir de acuerdo con los principios de la permacultura.
Aun así, con alcanzar una mínima parte de esa utopía sería un gran logro, considerando los pocos recursos disponibles. Lo importante es que el primer paso está dado.
Ecotabiques, el valor de la basura
Los ecotabiques son una alternativa de construcción accesible, sencilla, económica y favorable para el medio ambiente, al aprovecharse los desechos plásticos y otros materiales no biodegradables. Existe una experiencia, en Guatemala, donde en el Laboratorio de Ingeniería de la Universidad de San Carlos investigadores llevaron a cabo un estudio cuya conclusión es que los ecoladrillos tienen las características necesarias para construir con ellos bardas sólidas para cualquier edificación. A partir de esa experiencia han fomentado la elaboración de ecoladrillos en escuelas primarias de la capital y del medio rural de ese país, con bastante éxito.
Todo esto lo comparten en su sitio web: http://ecoladrillo-lafabulosa.blogspot.com/ . En éste puede accederse a un manual de construcción con ecotabiques y a más información acerca de reciclaje de plásticos y otros materiales.
Como una práctica, formamos varios ecotabiques con botellas de pet, de las utilizadas para el agua purificada de litro y medio; durante cuatro semanas las utilizamos como recipientes de todo tipo de materiales de desechos, con la única condición de que estuvieran limpios, secos y sin ningún residuo orgánico. Utilizamos sobre todo empaques de plástico, etiquetas, envolturas de galletas, de frituras industrializadas, cajetillas de cigarros y bolsas de plástico, entre otros.
La forma de elaborar los ecotabiques es muy sencilla: se seca completamente la botella y se introducen los materiales, apretando constantemente con cualquier utensilio que llegue hasta el fondo de la botella, de manera de ir compactando el ecotabique. Al final, cuando ya no cabe más material, hay que tapar la botella y listo: tenemos una pieza compacta, resistente y ligera, con la cual se pueden formar bardas, macetas y muchas otras estructuras, como se indica en el manual mencionado. En nuestro caso, construimos una mesa con los ecotabiques, lo cual nos sirvió de práctica para más tarde elaborar estructuras más complejas.
Todo esto lo comparten en su sitio web: http://ecoladrillo-lafabulosa.blogspot.com/ . En éste puede accederse a un manual de construcción con ecotabiques y a más información acerca de reciclaje de plásticos y otros materiales.
Como una práctica, formamos varios ecotabiques con botellas de pet, de las utilizadas para el agua purificada de litro y medio; durante cuatro semanas las utilizamos como recipientes de todo tipo de materiales de desechos, con la única condición de que estuvieran limpios, secos y sin ningún residuo orgánico. Utilizamos sobre todo empaques de plástico, etiquetas, envolturas de galletas, de frituras industrializadas, cajetillas de cigarros y bolsas de plástico, entre otros.
La forma de elaborar los ecotabiques es muy sencilla: se seca completamente la botella y se introducen los materiales, apretando constantemente con cualquier utensilio que llegue hasta el fondo de la botella, de manera de ir compactando el ecotabique. Al final, cuando ya no cabe más material, hay que tapar la botella y listo: tenemos una pieza compacta, resistente y ligera, con la cual se pueden formar bardas, macetas y muchas otras estructuras, como se indica en el manual mencionado. En nuestro caso, construimos una mesa con los ecotabiques, lo cual nos sirvió de práctica para más tarde elaborar estructuras más complejas.
29/7/11
Epitafio
Por Gabriel Lara Klahr
Cuando yo viví todo era igual que ahora
Fue en tiempos del edicto de repatriación.
Existía la sabiduría y existía la bestialidad.
No fue relevante mi historia:
Amar lo codiciado por los simples,
Matar por ello,
y odiar lo que despreciaban.
Querría haber sido diferente.
Que cómo me gustaría haber sido?
Sacrificado. En el gozar en general.
Principalmente en los goces ocultos,
como la frustración de ser mínimo en todo.
Como el de receptor
de promesas de beneficios.
como la ostentación aunque fuera secreta
de las virtudes,
Me gustaría haberme dejado amar,
Desde luego por los pobres.
21/7/11
Joaquín
Por alguna jodida razón nunca puedo subir fotos
directamente a Facebook, así que hago trampa para compartirlas.
Como esta de Joaquín, con su clásica mirada que me toca fibras
de abuelo nostálgico
4/7/11
Ciudadanos de Veracruz en defensa de la avenida Salvador Díaz Mirón
La denominada cuatro veces heroica ciudad de Veracruz enfrenta una nueva amenaza. Esta vez no es la invasión de un ejército extranjero, sino el avance del concreto por sus principales áreas verdes. El gobierno municipal, encabezado por la nueva alcalde, Carolina Gudiño, proyecta modificar la avenida Salvador Díaz Mirón, una de las más tradicionales y bellas del puerto. La modificación consiste en reducir su camellón central para ampliar los carriles para el tránsito de vehículos.
Al parecer el proyecto incluye el paso por esa avenida de un tren de pasajeros. El problema es que esto implica tirar gran cantidad de árboles, muchos de ellos centenarios, que embellecen, dan sombra y oxígeno a esta ciudad tan necesitada precisamente de áreas verdes, ya que obras de gobiernos anteriores y los huracanes han acabado con las mismas, lo cual se refleja en la creciente aridez y el aumento de la temperatura en esta ciudad de por sí calurosa.
Frente a lo anterior, vecinos de la avenida Salvador Díaz Mirón y ciudadanos en general se están organizando para impedir que se lleve a cabo el proyecto. Consideran que hay otras avenidas, de trazo más reciente, donde la obra se puede llevar a cabo sin afectar más la identidad arquitectónica de la histórica avenida. El movimiento ciudadano pide que el gobierno los escuche y rectifique a tiempo. Con ello las autoridades del ayuntamiento y del estado, actuarían de acuerdo con las políticas que siguen los gobiernos en la actualidad, a escala internacional, para enfrentar los graves problemas ambientales, como el cambio climático y el calentamiento global.
Los activistas también llaman a más ciudadanos a difundir su reclamo, para atraer más apoyo de la sociedad civil.
27/6/11
Tierramor, ejemplo de granja autosustentable
Labores en la parcela de Tierramor, en Erongarícuaro, Michoacán
Los fundadores de Tierramor comenzaron su labor en 1999. A la fecha esta pequeña granja, situada en el poblado de Erongarícuaro, Michoacán, en la ribera del lago de Pátzcuaro, constituye uno de los espacios permaculturales más sólidos en México. Sus creadores no se han quedado en el disfrute vanidoso e individualista de lo logrado con tanto trabajo, sino que lo comparten de manera generosa, haciendo una labor social trascendente.
Los fundadores de Tierramor, Marina Ortiz y Holger Hieronimi, entre cuyos frutos se cuentan tres hijos criados bajo los principios éticos y ecológicos de la permacultura, explican en su sitio web (www.tierramor.org):
“Nuestro trabajo es una fusión de conocimientos y experiencias adquiridas en el ecodesarrollo y las terapias alternativas durante más de 20 años. Es una búsqueda para vivir regenerando los ecosistemas y restableciendo las conexiones vitales, de las cuales todos dependemos para sobrevivir , en lo ecológico, social, emocional y espiritual. Nos guía, como el nombre sugiere, el amor y el respeto hacia la madre tierra y todas las expresiones de vida en ella”.
Aparte de construir con sus propias manos su casa, con adobe y otros materiales ecológicos, han desarrollado el huerto donde obtienen los vegetales, e imparten talleres, cursos y seminarios, donde abordan: desde ecología profunda, terapia floral de Bach, hasta aspectos prácticos de la vida en las granjas ecológicas y en las ecoaldeas.
Con base en esas experiencias han reunido una extensa documentación escrita, fotográfica y en video acerca de temas de gran interés, como: la agricultura orgánica y regenerativa en parcelas ejidales, una experiencia familiar. Construcción de dos cisternas de ferrocemento artesanal (fotogalería con explicación del proceso).
Hortalizas escolares ecológicas, cómo producir nuestros alimentos. Agricultura orgánica campesina, proyecto de agricultura orgánica en tierras ejidales del pueblo de Arocutín, Michoacán (galería fotográfica). Proyecto de hortaliza escolar en el Centro Educativo Pátzcuaro. Han impartido cursos y talleres de diseño integrado y permacultura.
También cuentan con la memoria del proceso de establecimiento de la mini granja familiar, que incluye conocimientos prácticos sobre sanitarios secos y composteros, reunidos durante más de 15 años utilizando sanitarios que funcionan sin agua. Al respecto describen cuatro modelos de sanitarios secos y composteros y experiencias en su construcción y manejo.
Otros documentos que han generado son: manejo sustentable del agua en casas familiares en zonas rurales de México. Proyecto de hortalizas comunitarias y permacultura en la ecoaldea Huehuecóyotl. Paisajes comestibles huertos y hortalizas caseras.
A todo este material se puede acceder en el sitio web de Tierramor, referido líneas arriba.
12/6/11
Cucarachas
En lugares con clima templado, como del que provengo, las cucarachas son relativamente escasas, y su presencia en una vivienda suele interpretarse como falta de higiene de sus habitantes. Ahí miden unos dos centímetros las más grandes. Pero en el trópico, como aquí en Veracruz, las cucarachas adultas miden normalmente seis o siete centímetros y lo invaden todo, por lo que se acostumbra uno a verlas hasta en lugares limpios.
Leí que en inglés cucaracha se escribe cockroach; al parecer es una onomatopeya del sonido que producen al aplastarlas. Efectivamente, las grandes y gordas más o menos así suenan, y me producen asco, por lo que evito acabar con ellas de esa manera, como lo hace la mayoría de la gente aquí. Confieso que en esta ciudad he desarrollado una manía: cuando veo cucarachas siento como si me recorrieran el cuerpo y empiezo a revisarme si no se me subió alguna, como dos o tres veces me ha pasado, y siento el cosquilleo de sus patas varios minutos después de aventarla lejos.
Parece que adivinan mi aversión por ellas y se presentan a la menor oportunidad. Hace unos días vi una en mi negocio, tomé la escoba para batearla hacia afuera y se metió detrás de un mueble. Iracundo, olvidando mis pretensiones ecologistas tomé un bote de insecticida en spray y rocié el lugar en abundancia. De inmediato salieron del mismo rincón más de 20 ejemplares de las más grandes. Traté de conservar la calma frente a la estampida, pues en ese momento entraba una clienta a comprar algo; la recibí aparentando normalidad, y en eso sentí la sensación de unas patas de cucaracha en la parte trasera del cuello. Pensé que era mi imaginación pero no, ¡sí era una cucaracha, gorda, con las alas abiertas! Al sentir mi mano salió volando hacia la clienta, que sólo se hizo a un lado y evadió al insecto con naturalidad.
Cuando salió la clienta, tomé la escoba, aplasté a cuanta cucaracha encontré en mi camino y las eché en una bolsa con ayuda de un recogedor. El resto del día sentí patas del bicho que me recorrían todo el cuerpo. Tal vez fue mi castigo por el cucarachicidio que cometí. Luego me puse a investigar acerca de este insecto, para racionalizar mi idea acerca de él y evitar que mi obsesión se convierta en fobia, lo cual sería una desgracia, pues en Veracruz cucarachas hay hasta en la sopa.
Leí acerca de su gran capacidad de sobrevivencia, que probablemente las haría los últimos seres vivos en la tierra después de una catástrofe nuclear; que tienen millones de años de adaptación, que son los insectos más longevos, algunas especies, como la rinoceronte, la más grande (15 centímetros) viven hasta diez años. La velocidad que desarrollan corriendo, equivale a 300 km/h en el hombre. También, que es muy difícil acabar con ellas; hay mil métodos, pero ninguno cien por ciento efectivo. Y menos mal, porque, como todos los seres de la naturaleza, las cucarachas cumplen una función en el ciclo de la vida. Consumen desperdicios y a su vez son alimento de aves, roedores, e inclusive de personas en algunos países. Es un error pensar en exterminarlas, si bien debe evitarse que se conviertan en plaga. Hay maneras de hacerlo sin dañar el medio ambiente con insecticidas químicos. Leí al respecto acerca del “método budista” (en el sentido de que no se mata intencionadamente a las cucarachas, sino que éstas simplemente se mueren): consiste en hacer una pasta mezclando leche con dos cucharadas colmadas de bicarbonato de sodio, cuatro o cinco partes de harina de trigo y una parte de azúcar. A continuación se hacen pequeñas bolas y se introducen en los lugares donde se cree que merodean las cucarachas. Como éstas no pueden eliminar el CO2 de su estómago, al consumirlo, explotan por acumulación de gases.
Fuente: http://entomoblog.net/101-cosas-cucarachas-i.html
11/6/11
Gotitas de agua*
Para Joaquín y Aarón en especial
La educación ambiental, como todo tipo de educación, debe tener como sus objetivos principales a los niños, como los futuros guardianes de nuestro planeta, para que sean mejores guardianes que los actuales; y qué mejor medio para despertar su amor por los elementos de la naturaleza que la poesía, que es el lenguaje infantil por excelencia.
La educación ambiental, como todo tipo de educación, debe tener como sus objetivos principales a los niños, como los futuros guardianes de nuestro planeta, para que sean mejores guardianes que los actuales; y qué mejor medio para despertar su amor por los elementos de la naturaleza que la poesía, que es el lenguaje infantil por excelencia.
El editor
Por Luis Manuel
Unas gotitas muy curiosas
querían la Tierra conocer,
pidieron ayuda al viento
para que las hiciera descender.
El viento les dice amistoso:
- Muy juntas os debéis poner,
para que forméis gotas de lluvia
y a la Tierra podáis caer.
Sobre la hierba verde del campo
en forma de lluvia han caído,
unas gotas refrescan las plantas
y otras gotas se unen al río.
El agua avanza contenta
siguiendo su largo camino,
regando a derecha e izquierda
las dos orillas del río.
Y al llegar al ancho mar,
después de un largo recorrido
cansadas ya de tanto viajar,
piensan en su nube con cariño.
- Amigo, amigo Sol,
calienta, calienta un poquito,
que estamos cansadas del viaje
y queremos subirnos contigo.
Suben las gotas contentas
porque el sol las está calentando
y, convertidas de nuevo en vapor,
una nube nueva están formando.
*Tomado de Menudos Peques: www.menudospeques.net/recursos-infantiles/poesias/poesias-medio-ambiente/poema-del-arbol
9/6/11
El extraño caso de la bolsa extraviada
Veracruz, Ver., junio de 2011.- En días pasados Ale y yo protagonizamos una aventura que podría formar parte de una de esas películas mexicanas llenas de humor y absurdo involuntario. Todo comenzó con la brillante idea de rentar un lugar en la feria ganadera de Ilang Ilang, que desde hace más de 40 años se realiza en el puerto con mucho éxito, aunque en los últimos tiempos ha decaído, según dice la gente, debido a balaceras y otros hechos de violencia ocurridos aquí, como en todo el país desde que llegó al gobierno Felipe Calderón y declaró la guerra al narcotráfico.
El hecho es que luego de recorrer la feria vimos que había posibilidad de vender la joyería en “oro laminado” que ya tenemos en nuestro negocio establecido. Acudimos a la administración y después de una larga antesala nos recibió la jefa de la oficina: mariafelix, tal como lo pronuncia la gente, para diferenciar el homónimo tan fuerte de María Félix. No obstante lo ocupada y demandada que estaba, mariafelix nos recibió con amabilidad y nos ofreció un descuento de 500 pesos, dado que ya había empezado la feria, con lo cual el monto de la renta por los 14 días restantes quedaba en $7500. Luego nos acompañó en persona a nuestro stand, que según dijo estaba estratégicamente ubicado. En realidad era un pedazo de suelo de 3x3, delimitado de los puestos vecinos por láminas, pero sin nada en el frente ni atrás, “listo para instalarle la luz” (por nuestra cuenta).
Al otro día compré ocho metros de hule negro, que sería nuestra protección al cerrar el stand, cable, focos y demás material necesario, y por la noche ya estábamos instalados ofreciendo nuestra mercancía, aunque el alumbrado no era el ideal, por lo improvisado de nuestra asistencia a la ganadera.
Vendimos algo, y a la media noche, ya rendidos por todo el día de trabajo en el negocio establecido y en el puesto en la feria, nos dispusimos a guardar la mercancía. Terminamos una hora después, molidos por el esfuerzo extra. Cargamos las bolsas y mochilas con la mercancía y más adelante me di cuenta que faltaba una bolsa. Regresamos; indagando, la vecina del lado derecho, una yucateca que vendía ropa típica de su región, nos informó que ella había visto que el señor que ofrecía toques había tomado una bolsa negra que estaba olvidada y se la llevó.
Tras buscar en los alrededores por fin apareció el toques. Explicó que, efectivamente vio la bolsa olvidada, la tomó “para buscar al dueño” pero fue visto por un policía, quien lo condujo ante su superior, “un comandante” a juzgar por las insignias que portaba en las hombreras de su uniforme. El jefe lo interrogó, tomó sus datos y le dijo que podía retirarse, luego de decomisarle la bolsa. Fuimos entonces al puesto de control de la policía, donde referimos lo ocurrido. Nos preguntaron nombre, ocupación, domicilio, edad y qué contenía la bolsa. Dijimos que era “bisutería fina”, para evitar ambiciones, e hicimos énfasis en que tenía apariencia de oro pero en realidad tenía muy poco valor en el mercado.
El toques repitió que vio la bolsa, al no ver al dueño la levantó, cuando fue visto por el policía que lo llevó con su jefe. Agregó que los uniformados portaban armas de fuego, lo que hizo concluir a los policías municipales que se trataba de policías de otros municipios o estatales, que llegaron para reforzar la vigilancia de la feria.
Para despejar dudas, el comandante mandó llamar a todos los hombres a su mando para ver si el toques identificaba al que lo había detenido y al que se quedó con la bolsa. Se formaron sin orden altos, bajos, gordos, flacos, morenos, blancos, somnolientos, vivarachos, con o sin bigote, cachetones, chupados, avispados, zonsos, sin que el toques identificara a los susodichos.
El comandante –quien era el más chaparrito de todos- ordenó a sus hombres romper filas, e indignado por que pudiera quedar en duda la honestidad de “su gente” dispuso que los uniformados, con el toques a la cabeza, buscaran a los policías entre los otros agrupamientos desplegados por toda la feria. Con los afectados (o sea, nosotros) a la retaguardia, comenzó un recorrido por todo el terreno que la Asociación Ganadera destina para la feria, calculé de unas dos hectáreas. En dos o tres puestos de vigilancia se repitió la escena: al oír la historia, el comandante del grupo ordenaba a sus hombres formarse ante el toques, quien luego de pasar revista concluía que no estaban ahí los que decomisaron la bolsa.
Alrededor de las tres de la madrugada llegamos al último punto que faltaba por revisar: un terreno totalmente oscuro donde policías estatales habían improvisado un campamento para dormir, ya fuera sobre el piso o dentro de sus patrullas. Si los uniformados que describía el toques traían armas, era muy probable que ahí se encontraran, explicó el comandante municipal de Veracruz, ya que ese lugar era el destinado a los policías estatales, los únicos autorizados para portar armas de fuego.
Tras oír la historia, el comandante del grupo dio la orden de formarse, de manera que empezaron a salir de sus patrullas unos, otros se levantaban del suelo, todos somnolientos, despeinados y despistados. Ya formados sólo se veían sombras de diferentes estaturas, aun cuando prendieron un reflector que deslumbraba en lugar de ayudar a ver mejor. Enojado al oír lo de las insignias en las hombreras, lo que lo hacía sospechoso, el comandante de ese grupo amenazó al toques con demandarlo ante el ministerio público, donde tendría que sostener lo dicho. Intimidado, el toques dijo que no distinguía entre las sombras a los buscados. Entonces se acordó regresar a las ocho de la mañana, que es cuando los uniformados comienzan sus labores, para volver a pasar revista.
Regresamos a la hora convenida, pero el toques no apareció, ni los policías municipales de Veracruz y su comandante, por cambio de turno. Sólo estaban los estatales, que estaban comisionados ahí de fijo durante la feria. El comandante, alto, blanco, con insignias en los hombros, como lo describía el toques, nos aseguró que haría todo lo posible por aclarar el caso, pues él sabía cómo tratar a sus hombres y hacerlos decir la verdad.
Nos pidió un número de teléfono. Le dejamos el número de Ale y fuimos a desayunar a un restaurante cercano. No mucho tiempo después sonó el celular. Era el comandante. Quería platicar. Le dijimos dónde estábamos, llegó poco después, con algo envuelto en un periódico. Era parte de la mercancía que venía en la bolsa extraviada. Nos hizo firmar un papel “de conformidad” con lo recibido, donde nos desistíamos de levantar un acta ante el ministerio público.
Así, a la mexicana, se resolvió el extraño caso de la bolsa extraviada.
3/6/11
Tip
Sin duda en México es difícil proveerse de alimentos y artículos domésticos que cumplan los requerimientos para tener una alimentación sana y obtener los satisfactores de higiene en casa, sin dañar el medio ambiente.
Si bien en los mercados populares es posible adquirir alimentos directamente de productores, esos centros de abasto están amenazados por la fuerte competencia de tiendas como Walmart, Chedraui y Soriana, que pueden bajar precios por medio de acaparar lotes o cosechas enteras de determinado producto, o importar otros de dudosa procedencia, sobre todo en cuanto a su posible origen transgénico, lo que permite a esas tiendas bajar los precios, a costa de la calidad alimentaria y ecológica de esos bienes.
Frente a lo anterior, por fortuna existen empresas que garantizan la calidad orgánica y ecológica de los productos que distribuyen -mismos que están certificados por las autoridades en la materia-, al mismo tiempo que promueven el comercio justo.
Una de esas empresas es la denominada Aires de campo (www.airesdecampo.com.mx), que pone a disposición su sistema de comercialización vía internet, entre muchos otros productos, de aceites y vinagres, cereales y harinas, tortillas, botanas, bebidas, carnes, shampoo, jabones, cremas y otros productos de cuidado personal, endulzantes, lácteos, vegetales frescos y artículos de limpieza biodegradables.
23/5/11
19/5/11
Refugio del croto: Proyecto ecoaldea
Refugio del croto: Proyecto ecoaldea: "Quienes estamos involucrados en el Proyecto ecoaldea tenemos el firme propósito de asumir la permacultura como forma de vida, en el corto pl..."
Proyecto ecoaldea
Quienes estamos involucrados en el Proyecto ecoaldea tenemos el firme propósito de asumir la permacultura como forma de vida, en el corto plazo.
Un primer paso será la formación de una cooperativa, cuyo primer objetivo será la adquisición de un terreno con las dimensiones adecuadas para construir viviendas independientes para cada familia de los cooperativistas; éstas deberán cumplir con normas ecológicas en su construcción y funcionamiento.
También se considera el desarrollo de una hortaliza orgánica de autoconsumo y venta de los excedentes; un invernadero para la producción de flores; área de corrales, donde se criarán gallinas, borregos, cerdos, conejos, etc; jardín, área común, y áreas privadas.
Se calcula que una extensión mínima de suelo adecuada es de dos hectáreas, es decir, 20,000 metros cuadrados, considerando que la cooperativa esté formada por cinco miembros con sus respectivas familias.
Revisando las experiencias reales de aplicación de la permacultura, que funcionan actualmente desde hace varios años en México, encontramos que, como toda actividad humana, hay muy diversas maneras de interpretar en la práctica esta filosofía; desde los permacultores radicales, hasta los de apariencia, que sólo dicen serlo cuando en realidad son mercaderes. Nosotros queremos situarnos en el término medio.
Es decir, queremos realmente asumir esta forma de vida por el resto de nuestra existencia, no llevar a cabo una aventura robinsoniana de vivir en el bosque una temporada. Entonces, debemos ser realistas y reconocer que, al menos nosotros, no podemos lograr la autosuficiencia total, como sí lo han logrado de manera admirable, muchos ecoaldeanos en México y en varios países. Al menos no podemos en el corto plazo, porque quienes lo han logrado les ha llevado hasta veinte años.
Entonces, hemos concluido que nuestra ecoaldea estará situada aproximadamente a media hora de una ciudad mediana (Xalapa o Córdoba), en la cual haya un buen mercado potencial de los productos orgánicos. Esto porque pretendemos producir hortalizas, flores, hierbas curativas y aromáticas, animales pequeños de corral, huevos, etc. para autoconsumo y comercialización de excedentes. También trataremos de elaborar productos artesanales. Todo esto con la finalidad de tener en el comercio justo de productos ecológicos y orgánicos, uno de nuestros medios de subsistencia.
¿Qué se requiere para emprender un proyecto de esta índole? Primero, convicción, después claridad de objetivos, disponibilidad y recursos iniciales.
En concreto, con base en los precios de la tierra, hemos concluido que se requieren aproximadamente $500,000 para comprar un terreno de dos hectáreas. Considerando que conformemos la cooperativa cinco personas, cada una tendría que aportar 100,000 pesos para el terreno, lo cual es una cantidad bastante baja, con la cual no se compra un terreno ni de 100 metros en la ciudad. Además, habrá que considerar los gastos en el proyecto arquitectónico, introducción de servicios, construcción, etc., los cuales podrán irse financiando con las actividades comerciales referidas: venta de productos orgánicos y artesanías, etc.
Pero lo más importante será tener la decisión para integrarse a la cooperativa y trabajar en equipo para avanzar en cada etapa del proyecto, que desde luego sólo es un esbozo, en espera de ser mejorado por los interesados.
Si te interesó esta información y quieres integrarte como cooperativista de la ecoaldea, puedes ponerte en contacto con quien esto escribió:
Othón Lara Klahr,
wwwbeatnikscrotosjipis.blogspot.com/
www.laecoaldea.blogspot.com/
beatnik@hotmail.com
Un primer paso será la formación de una cooperativa, cuyo primer objetivo será la adquisición de un terreno con las dimensiones adecuadas para construir viviendas independientes para cada familia de los cooperativistas; éstas deberán cumplir con normas ecológicas en su construcción y funcionamiento.
También se considera el desarrollo de una hortaliza orgánica de autoconsumo y venta de los excedentes; un invernadero para la producción de flores; área de corrales, donde se criarán gallinas, borregos, cerdos, conejos, etc; jardín, área común, y áreas privadas.
Se calcula que una extensión mínima de suelo adecuada es de dos hectáreas, es decir, 20,000 metros cuadrados, considerando que la cooperativa esté formada por cinco miembros con sus respectivas familias.
Revisando las experiencias reales de aplicación de la permacultura, que funcionan actualmente desde hace varios años en México, encontramos que, como toda actividad humana, hay muy diversas maneras de interpretar en la práctica esta filosofía; desde los permacultores radicales, hasta los de apariencia, que sólo dicen serlo cuando en realidad son mercaderes. Nosotros queremos situarnos en el término medio.
Es decir, queremos realmente asumir esta forma de vida por el resto de nuestra existencia, no llevar a cabo una aventura robinsoniana de vivir en el bosque una temporada. Entonces, debemos ser realistas y reconocer que, al menos nosotros, no podemos lograr la autosuficiencia total, como sí lo han logrado de manera admirable, muchos ecoaldeanos en México y en varios países. Al menos no podemos en el corto plazo, porque quienes lo han logrado les ha llevado hasta veinte años.
Entonces, hemos concluido que nuestra ecoaldea estará situada aproximadamente a media hora de una ciudad mediana (Xalapa o Córdoba), en la cual haya un buen mercado potencial de los productos orgánicos. Esto porque pretendemos producir hortalizas, flores, hierbas curativas y aromáticas, animales pequeños de corral, huevos, etc. para autoconsumo y comercialización de excedentes. También trataremos de elaborar productos artesanales. Todo esto con la finalidad de tener en el comercio justo de productos ecológicos y orgánicos, uno de nuestros medios de subsistencia.
¿Qué se requiere para emprender un proyecto de esta índole? Primero, convicción, después claridad de objetivos, disponibilidad y recursos iniciales.
En concreto, con base en los precios de la tierra, hemos concluido que se requieren aproximadamente $500,000 para comprar un terreno de dos hectáreas. Considerando que conformemos la cooperativa cinco personas, cada una tendría que aportar 100,000 pesos para el terreno, lo cual es una cantidad bastante baja, con la cual no se compra un terreno ni de 100 metros en la ciudad. Además, habrá que considerar los gastos en el proyecto arquitectónico, introducción de servicios, construcción, etc., los cuales podrán irse financiando con las actividades comerciales referidas: venta de productos orgánicos y artesanías, etc.
Pero lo más importante será tener la decisión para integrarse a la cooperativa y trabajar en equipo para avanzar en cada etapa del proyecto, que desde luego sólo es un esbozo, en espera de ser mejorado por los interesados.
Si te interesó esta información y quieres integrarte como cooperativista de la ecoaldea, puedes ponerte en contacto con quien esto escribió:
Othón Lara Klahr,
wwwbeatnikscrotosjipis.blogspot.com/
www.laecoaldea.blogspot.com/
beatnik@hotmail.com
10/5/11
En el bosque de niebla, educación para la vida sostenible
Una de las comunidades donde realmente se aplica la permacultura en México es la que fundó la cooperativa Las Cañadas, ubicada en el bosque de niebla de Huatusco, en el centro del estado de Veracruz. Su finalidad, afirman sus integrantes, es aprender, aplicar y compartir una forma sostenible de vida, desarrollando soluciones creativas. Entre sus actividades, ofrecen cursos y talleres “para facilitar a otros el camino hacia una vida sostenible”.
“Nosotros no queremos comprar semillas a las grandes empresas, que para producirlas no tienen ningún cuidado con la tierra. Queremos seleccionar variedades adaptadas a nuestra zona y a nuestras necesidades. Por eso creamos la Red Semillas”. Algo importante es que en esta actividad, de producir semillas a la manera tradicional, participan comunidades campesinas de la zona.
Ofrecen cursos y actividades a grupos de estudiantes de todos los niveles con el objetivo de reforzar sus conocimientos teóricos e inculcar en ellos la conciencia ecológica. También rentan cabañas por día. Los visitantes realizan recorridos a sitios cercanos y participan en actividades como siembra en el huerto.
Cumpliendo con su principio de ser un centro de educación para la vida sostenible, los cooperativistas de Las Cañadas organizan diversas actividades durante las estadías de grupos de visitantes: presentación de los audiovisuales El proyecto Las Cañadas, La huella ecológica y Cómo construir sanitarios ecológicos; recorridos por el centro agroecológico y por el bosque de niebla, demostración de ecotecnologías, taller de composta, clase de conservación de suelos y ganadería sostenible, visitas al banco y al huerto de producción de semillas.
Las imágenes fueron tomadas del sitio web de la cooperativa Las Cañadas: www.bosquedeniebla.com.mx. Una corresponde a una de las cabañas donde ofrecen alojamiento, y la otra es una vista panorámica del Pico de Orizaba desde el bosque de niebla.
2/5/11
Permacultura, para cuidar a la gallina de los huevos de oro
La permacultura puede definirse como un conjunto de conocimientos y prácticas que permiten vivir con autonomía de los sistemas productivos “modernos”. Su principio fundamental es preservar y mantener saludable a “la gallina de los huevos de oro”: la naturaleza. Es decir, utilizarla pero sin acabar con ella.
La permacultura fue concebida en los años 70 del siglo 20 por los científicos naturalistas australianos Bill Mollison y David Holmgren. Actualmente se ha convertido en un movimiento a escala mundial, integrado por personas que buscan una alternativa a la forma de vida humana que ha desembocado en la crisis ambiental que amenaza a nuestro planeta, provocada por un sistema que sólo toma en cuenta la ganancia económica sin preocuparse por las consecuencias. Basta con mencionar como ejemplos el uso de la biotecnología para producir alimentos transgénicos y la llamada revolución verde, cuyos métodos industriales han dejado inservibles extensas áreas de cultivo en todo el mundo y el consecuente empobrecimiento de los campesinos.
La permacultura involucra de manera integral, aspectos de diseño de viviendas, agricultura, ecología y economía, entre otras disciplinas. Sin embargo, se basa en gran medida en el sentido común y en el conocimiento tradicional de los pueblos, por lo cual cualquier persona dispuesta a vivir en armonía con el medio ambiente y que quiera aportar algún beneficio a la humanidad puede convertirse en permacultor.
De esta manera, sin grandes títulos, se es permacultor al cultivar un pequeño huerto doméstico sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes químicos, o al asumir prácticas éticas de comercio justo, alimentación saludable y búsqueda de alimentos orgánicos en los mercados populares en vez de los supermercados trasnacionales. También, al evitar el consumismo, el derroche y la vida suntuosa se está siendo permacultor.
En este espacio pretendemos acrecentar nuestro conocimiento en permacultura, compartir los resultados de esta búsqueda y difundir la práctica de esta forma de vida.
Al hablar de permacultura como movimiento social, no nos referimos a una bella utopía, sino a una realidad presente en todo el mundo. Afortunadamente México no es la excepción. En diversos puntos del país, desde hace más de 30 años funcionan comunidades cuyo funcionamiento y pervivencia se debe a los principios de la permacultura. En este espacio presentaremos en cada entrega información de esas comunidades, denominadas acoaldeas, y de personas que de una u otra forma aportan en su vida diaria su granito de arena al desarrollo de la permacultura, y con ello al mantenimiento de la vida en el planeta. Sólo resta aclarar que la permacultura no está reñida con el disfrute de la naturaleza, al contrario, pretende que un lugar hermoso, que nos llena de paz interior y armonía, siga siéndolo, en vez de utilizarlo como una mercancía desechable, como por desgracia sucede en la práctica del turismo convencional.
Ecoaldea Huehuecóyotl
La ecoaldea Huehuecóyotl la creó un grupo de personas de varias nacionalidades, dedicadas a modelar e investigar un estilo de vida basado en la ecología, las artes, la verdadera democracia y la práctica de métodos de salud holística que se dirigen al bienestar de los individuos y las comunidades. Se definen como “una verdadera ecoaldea de soñadores” en busca de “armonizarse con la tierra, la naturaleza y con todas sus formas de vida”. Sus actividades buscan la salud física, emocional y espiritual.
Ofrecen programas de educación ambiental y de salud, para lo cual organizan cursos, talleres y retiros. Dan especial atención a su relación con sus vecinos de Santo Domingo Ocotitlán, un pueblo de campesinos indígenas que viven en la extrema pobreza. También mantienen contacto con el municipio de Tepoztlán, pueblo ubicado en las laderas de la cordillera del Tepozteco y el corredor biológico Chichinautzin.
Desde su fundación en 1982, Huehuecóyotl ha fomentado el uso de tecnologías apropiadas, la facilitación por consenso, las artes, la artesanía, la permacultura, estudios de las culturas indígenas, las redes de comunicación y el ecoturismo.
Actualmente esa comunidad cuenta con aproximadamente 20 miembros residentes y un número variable de miembros asociados, que pasan desde una semana hasta varios meses, como aprendices o rentistas. También tienen una membresía informal de voluntarios provenientes de varios países.
Los integrantes de Huehuecóyotl están afiliados al Consejo Biorregional de las Américas, el Consejo de Guardianes de la Tierra, la Red de Ecoaldeas de las Américas (ENA) http://ena.ecovillage.org/ la Red Global de Eco-aldeas (GEN) http://www.ecovillage.org, entre otras organizaciones afines.
La ecoaldea Huehuecóyotl se ubica cerca del pueblo de Santo Domingo Ocotitlán, perteneciente al municipio de Tepoztlán, Morelos, aproximadamente a hora y media de la ciudad de México.
Contacto: www.huehecoyotl.net/contactos.html
La permacultura fue concebida en los años 70 del siglo 20 por los científicos naturalistas australianos Bill Mollison y David Holmgren. Actualmente se ha convertido en un movimiento a escala mundial, integrado por personas que buscan una alternativa a la forma de vida humana que ha desembocado en la crisis ambiental que amenaza a nuestro planeta, provocada por un sistema que sólo toma en cuenta la ganancia económica sin preocuparse por las consecuencias. Basta con mencionar como ejemplos el uso de la biotecnología para producir alimentos transgénicos y la llamada revolución verde, cuyos métodos industriales han dejado inservibles extensas áreas de cultivo en todo el mundo y el consecuente empobrecimiento de los campesinos.
La permacultura involucra de manera integral, aspectos de diseño de viviendas, agricultura, ecología y economía, entre otras disciplinas. Sin embargo, se basa en gran medida en el sentido común y en el conocimiento tradicional de los pueblos, por lo cual cualquier persona dispuesta a vivir en armonía con el medio ambiente y que quiera aportar algún beneficio a la humanidad puede convertirse en permacultor.
De esta manera, sin grandes títulos, se es permacultor al cultivar un pequeño huerto doméstico sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes químicos, o al asumir prácticas éticas de comercio justo, alimentación saludable y búsqueda de alimentos orgánicos en los mercados populares en vez de los supermercados trasnacionales. También, al evitar el consumismo, el derroche y la vida suntuosa se está siendo permacultor.
En este espacio pretendemos acrecentar nuestro conocimiento en permacultura, compartir los resultados de esta búsqueda y difundir la práctica de esta forma de vida.
Al hablar de permacultura como movimiento social, no nos referimos a una bella utopía, sino a una realidad presente en todo el mundo. Afortunadamente México no es la excepción. En diversos puntos del país, desde hace más de 30 años funcionan comunidades cuyo funcionamiento y pervivencia se debe a los principios de la permacultura. En este espacio presentaremos en cada entrega información de esas comunidades, denominadas acoaldeas, y de personas que de una u otra forma aportan en su vida diaria su granito de arena al desarrollo de la permacultura, y con ello al mantenimiento de la vida en el planeta. Sólo resta aclarar que la permacultura no está reñida con el disfrute de la naturaleza, al contrario, pretende que un lugar hermoso, que nos llena de paz interior y armonía, siga siéndolo, en vez de utilizarlo como una mercancía desechable, como por desgracia sucede en la práctica del turismo convencional.
Ecoaldea Huehuecóyotl
La ecoaldea Huehuecóyotl la creó un grupo de personas de varias nacionalidades, dedicadas a modelar e investigar un estilo de vida basado en la ecología, las artes, la verdadera democracia y la práctica de métodos de salud holística que se dirigen al bienestar de los individuos y las comunidades. Se definen como “una verdadera ecoaldea de soñadores” en busca de “armonizarse con la tierra, la naturaleza y con todas sus formas de vida”. Sus actividades buscan la salud física, emocional y espiritual.
Ofrecen programas de educación ambiental y de salud, para lo cual organizan cursos, talleres y retiros. Dan especial atención a su relación con sus vecinos de Santo Domingo Ocotitlán, un pueblo de campesinos indígenas que viven en la extrema pobreza. También mantienen contacto con el municipio de Tepoztlán, pueblo ubicado en las laderas de la cordillera del Tepozteco y el corredor biológico Chichinautzin.
Desde su fundación en 1982, Huehuecóyotl ha fomentado el uso de tecnologías apropiadas, la facilitación por consenso, las artes, la artesanía, la permacultura, estudios de las culturas indígenas, las redes de comunicación y el ecoturismo.
Actualmente esa comunidad cuenta con aproximadamente 20 miembros residentes y un número variable de miembros asociados, que pasan desde una semana hasta varios meses, como aprendices o rentistas. También tienen una membresía informal de voluntarios provenientes de varios países.
Los integrantes de Huehuecóyotl están afiliados al Consejo Biorregional de las Américas, el Consejo de Guardianes de la Tierra, la Red de Ecoaldeas de las Américas (ENA) http://ena.ecovillage.org/ la Red Global de Eco-aldeas (GEN) http://www.ecovillage.org, entre otras organizaciones afines.
La ecoaldea Huehuecóyotl se ubica cerca del pueblo de Santo Domingo Ocotitlán, perteneciente al municipio de Tepoztlán, Morelos, aproximadamente a hora y media de la ciudad de México.
Contacto: www.huehecoyotl.net/contactos.html
23/4/11
Pausa
Una pausa en la rutina para asistir a una sesión de meditación conducida por Nangpel en Xalapa y visualizar que son muchas las personas en el mundo que construyen con cada uno de sus actos la paz, la concordia, el respeto a todos los seres vivos, la vida sencilla y en armonía con la naturaleza, el bien común
¡...velada, suma unión! / Gabriel Lara Klahr
A las víctimas del crimen organizado
¡Déseme ver, si los hubiere,
en mi desahuciado espíritu
la confluencia de todos los seres,
la fusión de sus resplandores
Para reírme así de su infamia
y mis terrores,
del masoquismo de lo humano
que así desbarata y hiere
cual telarañas sus tejidos.
¿He inflingido yo mismo
un dolor semejante?
Maldigo entonces mi concepto Yo.
Hostil mundo, ¿por qué me has señalado?,
¿quién dispuso así intimidarme?,
¿Habrá quien se arrepienta?
cobarde aire, cobarde ambiente,
cobarde luz;
nada ocurre.
Mas al jalar mi camisa
chascan los dientes
fugaces equinos.
Los pájaros son sus cómplices,
-no así los insectos-
¿Creen que morirán menos,
por callar mi desgracia?
Si me golpearan
sabrían que hay algo vivo
en todo esto.
Anónimas cerbatanas,
arrojan diminutas agujas
a los muros corroídos
y a mi cuello.
Suplicio
largo dolor
para siempre soledad.
Tristeza inerte, noticia infernal,
sino Irreparable.
13/4/11
Ecoaldeas en México, es posible vivir de otra manera
El riesgo de colapso ambiental que enfrentamos actualmente por el sistema de vida que llevamos, basado en la depredación de la naturaleza, nos lleva a la siguiente pregunta: ¿es posible vivir de otra manera? La respuesta es que no sólo es posible, sino indispensable, si queremos dejar a las generaciones siguientes un mundo habitable.
Parece una utopía, sin embargo hay casos concretos de personas que habiendo vivido en la “modernidad” decidieron retomar el conocimiento ancestral de nuestros pueblos y lo fusionaron con las herramientas que se obtienen de vivir en las ciudades, de los estudios universitarios o del trabajo profesional, para desarrollar comunidades que lejos de acabar con su entorno natural lo están regenerando y enriqueciendo.
Tales comunidades forman parte de un movimiento en germen, que tiende a propagarse a escala internacional, aunque no con la rapidez que se requiere.
En una revisión no exhaustiva por internet pudimos localizar varias de esas comunidades que comparten sus experiencias mediante sitios web. Limitándonos a nuestro país, encontramos la Red de Ecoaldeas de México, que aglutina alrededor de 22 organizaciones que funcionan en los estados de México, Tlaxcala, Morelos, Jalisco, Veracruz, Quintana Roo, Michoacán, Sonora y en la ciudad de México.
Una de esas organizaciones, denominada Las Cañadas Bosque de Niebla, ubicada en Huatusco, Veracruz, cuenta con alrededor de 20 miembros fundadores e involucra a personas de las poblaciones vecinas como cooperativistas.
Alguien podría preguntarse cómo se sostienen esas agrupaciones. Es tan amplio su campo de acción que sorprende. En su presentación, en su respectivo sitio web, podemos leer que se dedican a labores productivas, educativas y de salud tales como impartir a grupos escolares o privados, talleres de bioconstrucción, energías renovables y alimentación naturista.
Ofrecen servicios de hospedaje y ecoturismo. Brindan servicios de salud holística y terapia floral.
También difunden su experiencia en economía cooperativa, campismo, reforestación, aprovechamiento de residuos, permacultura, artes y oficios, música, danza, literatura, legislación ambiental, promoción de azoteas verdes, reforestación, baños secos y otras prácticas para el aprovechamiento racional del agua, venta de artesanías y cultivos orgánicos, lombricultura, hidroponia, floricultura.
Como se ve, es posible vivir de otra forma, diferente a la que nos impone el modelo económico dominante, el cual además de sobreexplotar el medio ambiente natural acaba con la salud de los individuos, sometidos al estrés, el trabajo enajenante y el consumo excesivo de productos industrializados.
Parece una utopía, sin embargo hay casos concretos de personas que habiendo vivido en la “modernidad” decidieron retomar el conocimiento ancestral de nuestros pueblos y lo fusionaron con las herramientas que se obtienen de vivir en las ciudades, de los estudios universitarios o del trabajo profesional, para desarrollar comunidades que lejos de acabar con su entorno natural lo están regenerando y enriqueciendo.
Tales comunidades forman parte de un movimiento en germen, que tiende a propagarse a escala internacional, aunque no con la rapidez que se requiere.
En una revisión no exhaustiva por internet pudimos localizar varias de esas comunidades que comparten sus experiencias mediante sitios web. Limitándonos a nuestro país, encontramos la Red de Ecoaldeas de México, que aglutina alrededor de 22 organizaciones que funcionan en los estados de México, Tlaxcala, Morelos, Jalisco, Veracruz, Quintana Roo, Michoacán, Sonora y en la ciudad de México.
Una de esas organizaciones, denominada Las Cañadas Bosque de Niebla, ubicada en Huatusco, Veracruz, cuenta con alrededor de 20 miembros fundadores e involucra a personas de las poblaciones vecinas como cooperativistas.
Alguien podría preguntarse cómo se sostienen esas agrupaciones. Es tan amplio su campo de acción que sorprende. En su presentación, en su respectivo sitio web, podemos leer que se dedican a labores productivas, educativas y de salud tales como impartir a grupos escolares o privados, talleres de bioconstrucción, energías renovables y alimentación naturista.
Ofrecen servicios de hospedaje y ecoturismo. Brindan servicios de salud holística y terapia floral.
También difunden su experiencia en economía cooperativa, campismo, reforestación, aprovechamiento de residuos, permacultura, artes y oficios, música, danza, literatura, legislación ambiental, promoción de azoteas verdes, reforestación, baños secos y otras prácticas para el aprovechamiento racional del agua, venta de artesanías y cultivos orgánicos, lombricultura, hidroponia, floricultura.
Como se ve, es posible vivir de otra forma, diferente a la que nos impone el modelo económico dominante, el cual además de sobreexplotar el medio ambiente natural acaba con la salud de los individuos, sometidos al estrés, el trabajo enajenante y el consumo excesivo de productos industrializados.
12/4/11
Foro: ideas para vivir en armonía con la naturaleza
Se aceptan todo tipo de propuestas sencillas e inmediatas acerca de cómo detener el deterioro de nuestro entorno natural. Las mejores se publicarán en el primer número del sitio web de la ecoaldea Fortín de las Flores. También son bienvenidas fotos e imágenes con tema ambiental. ¡Participa!
6/4/11
Convocatoria a fundar la ecoaldea Fortín de las Flores
Ecoaldea Fortín de las Flores
Quiénes somos
Somos un grupo en formación que pretende fundar una aldea ecológica en la zona de Fortín de las Flores, Veracruz, con el objetivo de aplicar en nuestra vida cotidiana los principios de economía autosustentable en armonía con la naturaleza, la historia y la cultura de la región. A partir de esto, constituirnos en difusores de nuestra experiencia para contribuir en la protección y recuperación del medio ambiente.
Actualmente estamos en proceso de reclutamiento de personas que se identifiquen con nuestro proyecto, para delinear un plan de acción a mediano plazo.
Objetivo
Desarrollar en la ecoaldea Fortín de las flores las siguientes actividades para alcanzar la autosustentabilidad: integración a la Red de Ecoaldeas de México, aplicación y desarrollo de agricultura y jardinería orgánica, comercio justo, ecoturismo, prácticas de sanación alternativa, nutrición, yoga, música, literatura, elaboración de artesanía, fotografía y video documental, recursos electrónicos, integración a la red global.
Concepto de ecoaldea
Es “un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir indefinidamente”, según definición contenida en el sitio web de la Red de Ecoaldeas de México (www.reddeecoaldeas.org), organismo que congrega a estas comunidades comprometidas con el rescate de la producción orgánica de alimentos, el desarrollo sostenible, la capacitación, la ecología y la búsqueda de biotecnologías alternativas.
Quiénes somos
Somos un grupo en formación que pretende fundar una aldea ecológica en la zona de Fortín de las Flores, Veracruz, con el objetivo de aplicar en nuestra vida cotidiana los principios de economía autosustentable en armonía con la naturaleza, la historia y la cultura de la región. A partir de esto, constituirnos en difusores de nuestra experiencia para contribuir en la protección y recuperación del medio ambiente.
Actualmente estamos en proceso de reclutamiento de personas que se identifiquen con nuestro proyecto, para delinear un plan de acción a mediano plazo.
Objetivo
Desarrollar en la ecoaldea Fortín de las flores las siguientes actividades para alcanzar la autosustentabilidad: integración a la Red de Ecoaldeas de México, aplicación y desarrollo de agricultura y jardinería orgánica, comercio justo, ecoturismo, prácticas de sanación alternativa, nutrición, yoga, música, literatura, elaboración de artesanía, fotografía y video documental, recursos electrónicos, integración a la red global.
Concepto de ecoaldea
Es “un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir indefinidamente”, según definición contenida en el sitio web de la Red de Ecoaldeas de México (www.reddeecoaldeas.org), organismo que congrega a estas comunidades comprometidas con el rescate de la producción orgánica de alimentos, el desarrollo sostenible, la capacitación, la ecología y la búsqueda de biotecnologías alternativas.
3/3/11
Soledad mexicana. Poema de jack Kerouac*
Soy un extraño sin felicidad
recordando
Mis amigos se me han muerto,
mis amantes desaparecieron,
mis putas fueron proscriptas,
mi cama apedreada y sacudida
por los terremotos y no tengo
hierba santa para volarme a la luz
de las velas y soñar humo de autobuses
solo eso, tormentas de polvo, y las mucamas
que me espían furtivamente a través de un agujero
en la puerta, taladrado secretamente para observar
las almohadas con que hacen el amor los masturbadores
Yo soy la gárgola
de Nuestra Señora
soñando en el espacio
sueños grises brumosos
Mi rostro apunta hacia Napoleón
no tengo forma
La libreta en la que anota las direcciones postales
está plagada de "Que en paz descanse"
No creo en el valor del vacío,
me siento cómodo sin honor
Mi único amigo es un viejo marica
que no posee una máquina de escribir
Que, si fuera mi amigo,
Intentaría sodomizarme.
Queda algo de mayonesa,
una no deseada botella de aceite,
campesinos lavando el tragaluz,
un loco con quien comparto el mismo cielorraso
hace gárgaras en el baño contiguo
unas cien veces por día
Si me emborracho tengo sed
si camino mi pie se rompe
si sonrió mi máscara es una farsa
si lloro sólo soy un niño
si recuerdo miento
si escribo, ya todo fue escrito
si muero, la muerte llega a su fin
si vivo, la muerte recién comienza
si espero, la espera es más prolongada
si parto, la partida ya no existe
Si me duermo la dicha suprema es pesada
la dicha pesa sobre mis párpados
si voy a cines baratos me comen las chinches
No tengo dinero para cines lujosos
Si no hago nada
nada lo hace
*Versión de Esteban Moore
Sin proponérmelo, "subí" al Refugio este poema de Kerouac en una fecha muy oportuna, pues el mayor escritor de la llamada generación beat nació 12 de marzo de 1922; es decir, en unos días se cumplirán 89 años de su nacimiento, en Lowell, Massachusetts, Estados Unidos. Como muchos fuera de serie, murió de manera prematura, a los 47 años, en 1969.
Kerouac es considerado uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo veinte. Su estilo "jazzeado" e inmediato, denominado por él mismo "prosa espontánea", ha inspirado a numerosos artistas y escritores, entre los que destaca el cantautor Bob Dylan. Una de las obras más conocidas de Kerouac, En el camino (On the road), se convirtió en el manifiesto de la beat generation. Junto con Los vagabundos del Dharma, Big sur y El viajero solitario, narra los viajes del autor a través de Estados Unidos. El género cinematográfico denominado road movie nace bajo la influencia de las novelas de Kerouac, especialmente en cuanto a la técnica narrativa.
El poeta y escritor puede ser calificado como un "desarraigado" que rechazó los valores tradicionales de los años 50. Sus escritos reflejan la firme voluntad de liberarse de las asfixiantes convenciones sociales de su época, así como la búsqueda de un sentido de la existencia. Compañeros de esta búsqueda fueron la mariguana y el alcohol. La búsqueda existencial le lleva también a la religión y la espiritualidad, especialmente al zen .
"Jazz poet", como se definía a sí mismo, Kerouac elogia las hazañas del amor (la pasión carnal es para él "la puerta del paraíso"), y proclama la inutilidad de todo conflicto armado. Por ello, es un precursor de los movimientos sociales de los años sesenta, que hicieron tambalearse las certezas de las sociedades en Estados Unidos, México, Francia, entre otros países. Es decir, con su poesía y narrativa inspiró al rock, a los movimientos de mayo del 68, la oposición a la guerra de Vietnam, y a los hippies de Woodstock.
Fuente: Wikipedia
28/2/11
Veneno para ratones
Quiero confesar con algo de pena que últimamente he regresado al hábito de fumarme de vez en diario dos o tres cigarros. Lo peor es que me encuentro con que las cajetillas de Marlboro ahora incluyen con descaro leyendas como "contiene sustancias utilizadas en veneno para ratones", o: "contiene amoniaco, sustancia tóxica que facilita la absorción de nicotina, lo que aumenta tu adicción"; "Fumando aumentas veinte veces tus probabilidades de morir por cáncer de pulmón". Qué poca madre, me lo hubieran dicho hace 30 años.
5/2/11
Tob+ias
Con grata sorpresa recibí el más reciente bebé de Gabriel Lara Klahr: Tob+ias, recuento de sus poemas con su característico estilo enigmático que muestra una pluma bastante definida. Al margen, me encantó la dedicatoria con que acompañó el volumen que tuvo la gentileza de enviar hasta mi páramo boqueño: “…para mi ídolo kafkiano, Othón”, pues Kafka fue una de mis mayores influencias en mis primeros titubeos creativos. Gracias compay, enhorabuena!!!
20/1/11
La dama y el gato
Gabriel Lara Klahr
Para ella yo era en mí mismo un poema.
Mis ojos eran versos,
Mi nariz una sátira,
Decía que eran pestañas mis arañas,
Pero sobre todo, ella amaba a los gatos,
A mí me amaba,
A pesar de que yo era un ingrato,
Sólo la admiraba, sólo la veía hermosa como una virgen rusa,
Pero mi timidez, mi hipersensibilidad e impotencia
me hacían retraerme.
¿Por qué no me di cuenta de que ahí estaba?
Sabía que estaba ahí, pero no me di cuenta,
Creí que siempre estaría, todos lo creímos,
¿Cómo podía no estar, si ella era
última en reír siempre?
Todas sus cosas y sucesos eran demasiado extravagantes,
demasiado originales, demasiado niños
pero también demasiado naturales.
Ella era como la madre de Jesús
que parió
mientras iba al censo:
muy formal.
Para ella yo era en mí mismo un poema.
Mis ojos eran versos,
Mi nariz una sátira,
Decía que eran pestañas mis arañas,
Pero sobre todo, ella amaba a los gatos,
A mí me amaba,
A pesar de que yo era un ingrato,
Sólo la admiraba, sólo la veía hermosa como una virgen rusa,
Pero mi timidez, mi hipersensibilidad e impotencia
me hacían retraerme.
¿Por qué no me di cuenta de que ahí estaba?
Sabía que estaba ahí, pero no me di cuenta,
Creí que siempre estaría, todos lo creímos,
¿Cómo podía no estar, si ella era
última en reír siempre?
Todas sus cosas y sucesos eran demasiado extravagantes,
demasiado originales, demasiado niños
pero también demasiado naturales.
Ella era como la madre de Jesús
que parió
mientras iba al censo:
muy formal.
Frida: el antiguo oficio de mirar
En los años recientes Frida Lara Klahr no sólo ejerció el “antiguo oficio de mirar” que es la poesía, también dio cátedra y divulgó el acervo de los más de siete mil libros del espacio de arte Cántico a su cargo, con actividades dirigidas sobre todo a jóvenes de Morelia, donde residía. Desde siempre fue una activa promotora cultural: organizó el primer Encuentro Nacional Cervantes de Poesía de la capital michoacana, y participó en numerosos encuentros poéticos a escalas nacional e internacional, como integrante del PEN Club.
Entre su obra destacan los libros de poesía El nuevo cantar de Isolda; El espíritu es agua (1984); Mi antiguo oficio de mirar; La mujer de Ur; Canto al suicida o el libro de las desapariciones; La voz que no tiene nombre; Talle roto; Navarra decantada y Cautiva de libertad; la antología personal Exilio en mi tierra. Antología poética (1965-1995); Ánima Eva (2005). Por ello fue incluida en la antología Los nombres y las letras. Muestra de la poesía contemporánea de Michoacán 1965-2007, de Leonarda Rivera y José Antonio Alvarado. También realizó el video Anima Eva, donde fusionó la poesía con la música y la danza, que ha sido difundido en diversos foros.
De origen judío, su familia emigró de Polonia hacia México durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 1969 y 1975 estudió filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde posteriormente trabajó durante 20 años. Fue becaria del Fondo para la Cultura y las Artes de Michoacán. En 1972 coordinó un programa de poesía en la Universidad Juárez de Durango. A su llegada a Michoacán radicó en Pátzcuaro, donde impartió clases de filosofía en el bachillerato y fundó el Grupo de Poesía Carlos Pellicer y el Encuentro Nacional Cervantes de Poesía. Impartió talleres en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y participó en el Festival Internacional de Poesía Morelia en 1981.
Colaboró en el periódico La Voz de Michoacán, con su columna “Crítica y fantasía”, sobre temas de literatura contemporánea, y en el suplemento de la cultura “Acento” del mismo periódico. Fue fundadora de las revistas Creación y Flor y Canto (en Pátzcuaro). Su obra se ha publicado también en revistas de España, como Mester.
Obtuvo el Premio Estatal de Poesía en 1981, por su libro El Nuevo Cantar de Isolda.
En septiembre de 2010 fungió como jurado en el Premio Estatal de Poesía Carlos Eduardo Turón.
Frida nació el 8 de septiembre de 1948 en la ciudad de México y falleció el pasado 14 de enero en Morelia a los 63 años, a causa de una neumonía. Sus restos fueron cremados para ser enviados a Polonia, el país natal de su madre.
Ilustración del poemario Anima Eva
La casa de la araucaria
Fue sorprendente cómo la tristeza se convirtió en alegría, como si de tanto invocarlo, el espíritu de Frida se apoderara de todos y nos indujera a rendirle un homenaje espontáneo y a la vez concebido por ella. Todo parecía dispuesto para ese fin: el altarcito donde se puso la urna con sus cenizas, adornado con una Frida jovencita, una Bina niña, la Boina chapoteando en el Mar Muerto con tío Jacobo, un ramo de gardenias y claveles blancos, y luego más flores que llevaban vecinos que aún no salían de su sorpresa y acudían a expresar sus condolencias pero terminaban contagiados con las risas por las anécdotas que contaba Pablo, su cómplice más cercano en las aventuras infantiles; de fondo, el Réquiem de Mozart, que puso Daniel, según instrucción de Frida, y la algarabía de los nietecitos que jugaban por los rincones de la casita, dispuesta al puro estilo “fridiano”. Su creadora se las ingenió para que convivieran en el mismo espacio la vivienda familiar, el acervo que dejaron los jefes y las actividades del centro de cultura Cántico. De repente apareció en manos de Bina “grande” un ejemplar del periódico Cambio, en el que se publicó una extensa semblanza de la hermana poeta, filósofa y maestra. Después de la emotiva lectura se percibía más fuerte aún la presencia de un espíritu benévolo que impelía a todos más a la risa y los recuerdos entrañables que a la tristeza; a los reencuentros y al intercambio de recuerdos. Nadie se quería ir, pero se acordó un receso hasta la mañana siguiente, en la que todos llegaron con provisiones. Se comieron bolillos rellenos de aguacate con queso o requesón, guayabas, mandarinas, plátanos, café, al estilo de la dueña de la casa de la araucaria; o podría ser al revés: la araucaria con una casita encima de su poderosa raíz, que amenaza con devorarla.
Ni modo, había que regresar a la vida cotidiana. Pero ahora con un hálito de ese espíritu que dio frutos en abundancia. OLK
DOS POEMAS DE FRIDA LARA KLAHR
Canto al suicida
Ella siempre una cifra abierta, un silencio
Siempre extendido siempre
como un ave en su vuelo suspendida.
Su cuerpo cifra y tan callado
No deja de proferir palabras cada día
desde ese día desde esa plancha de acero
Tan callada
Sólo su extenso silencio muerde
Y allí tan blanca
Cada día un enigma sobre mi mesa
En mi pan, cada día una pregunta
sobre mi mesa sobre mi lámpara
Una pregunta que mira silenciosa
Y
como una flor que tan callada
de tanto silencio se abre
la flor de frutos peligrosos
Preguntas tomando aire
para tener siempre más y más hambre
Y ritmo y preguntar de nuevo y empezar
Siempre
Ave, cuerpo, palabra, palabra flor
Se deshoja, se desdobla, se quintuplica
Y cada vez más aves
Más cuerpos
Y preguntas
El espacio ocupado de silencios
el silencio ocupando más espacio
que mi cuarto
que mi cuerpo
espacio que se rasga su vestidura
que tengo que hilar cada noche
que tengo que hilar con un solo hilo
de puro silencio de hielo se me quiebra
en las manos se quiebra su silencio.
Dios ebrio
Las cosas son más eternas de lo que uno cree
Alguien tomó mi mano y escribe
Toma mi pata y hace huellas
escribe una historia que no era la mía
Soy la bruja jodida de la más vieja hora
De la más antigua hoguera
alguien escribió mis presagios y encantamientos
que yo sólo dancé
Los venenos y mis vuelos los dibujó. ¿quién?
Con sus pies en un surco de algún espacio
dictó su veredicto
Y por ese dios ebrio me quemaron
Con su capuchón serio y solemne
Sentenciaron los jueces
Juega
Fuego pirotecnia encanto
Cuento; un viejo blus y hoguera
Cifra canciones y dibujos en la caverna
En Chicago con su saxo, en el DF también arden
en la pira del ritmo y del sueño
Con pinceles profana templos
o piedras pulidas jades
ayer hoy
a la hoguera
mi ceniza vuelve
siempre vuelve o
vuela
y vuelve…
a la hoguera
cátara bruja incrédula.
FUENTES Y REFERENCIAS:
• [B] Antología del Primer Festival Internacional de Poesía. Morelia 1981. Edición, selección y notas de Homero Aridjis. México: Joaquín Mortiz, 1982, p. 351.
• [B] Los nombres y las letras. Muestra de la poesía contemporánea de Michoacán 1965-2007. Leonarda Rivera y José Antonio Alvarado (selección). Morelia: SECUM/Jitanjáfora, 2007. (Colección de poesía michoacana contemporánea, 12).[D. i.] Directorio actualizado de poetas y narradores de Michoacán (2006). Proporcionado por el Departamento de Literatura de la Secretaría de Cultura de Michoacán.[D. w.] MORALES, Enrique. “Exilio en mi tierra. Antología poética de Frida Lara Klahr”. CONACULTA. La Cultura Sala de Prensa. Noticias del día. Página electrónica: http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/2002/05mar/lara.htm. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [D. w.] MORALES, Enrique. “Frida Lara Klahr ha cruzado fronteras para reconocerse a sí misma”. CONACULTA. La Cultura Sala de Prensa. Noticias del día. Página electrónica: http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/2002/12mar/frida.htm. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [D. w.] Poemarios. Frida Lara Klahr. 7 de noviembre de 2005. Página electrónica: http://agplaraklahr.blogspot.com/. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [H] LARA KLAHR, Frida. “La poesía como tradición de rupturas” (columna semanal Crítica y fantasía). La Voz de Michoacán, Morelia, 21 de julio de 1999, p- 3C.
• [H] OGARRIO, Gustavo.”Entrevista / Frida Lara Klahr / Autora del libro Exilio en mi tierra”. La Voz de Michoacán, Morelia, 5 de junio de 1999, p. 6B.
• [H] OGARRIO, Gustavo. “La magia y el juego en la literatura latinoamericana de hoy”. La Voz de Michoacán, Morelia, 5 de junio de 1999, p. 10B.
• [H] VILLANUEVA RAMÍREZ, Lourdes. “Los libros más vendidos en marzo”. Donde se refiere el libro Antología poética (1965-1999), UMSNH, con obra de esta autora.
Entre su obra destacan los libros de poesía El nuevo cantar de Isolda; El espíritu es agua (1984); Mi antiguo oficio de mirar; La mujer de Ur; Canto al suicida o el libro de las desapariciones; La voz que no tiene nombre; Talle roto; Navarra decantada y Cautiva de libertad; la antología personal Exilio en mi tierra. Antología poética (1965-1995); Ánima Eva (2005). Por ello fue incluida en la antología Los nombres y las letras. Muestra de la poesía contemporánea de Michoacán 1965-2007, de Leonarda Rivera y José Antonio Alvarado. También realizó el video Anima Eva, donde fusionó la poesía con la música y la danza, que ha sido difundido en diversos foros.
De origen judío, su familia emigró de Polonia hacia México durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 1969 y 1975 estudió filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde posteriormente trabajó durante 20 años. Fue becaria del Fondo para la Cultura y las Artes de Michoacán. En 1972 coordinó un programa de poesía en la Universidad Juárez de Durango. A su llegada a Michoacán radicó en Pátzcuaro, donde impartió clases de filosofía en el bachillerato y fundó el Grupo de Poesía Carlos Pellicer y el Encuentro Nacional Cervantes de Poesía. Impartió talleres en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y participó en el Festival Internacional de Poesía Morelia en 1981.
Colaboró en el periódico La Voz de Michoacán, con su columna “Crítica y fantasía”, sobre temas de literatura contemporánea, y en el suplemento de la cultura “Acento” del mismo periódico. Fue fundadora de las revistas Creación y Flor y Canto (en Pátzcuaro). Su obra se ha publicado también en revistas de España, como Mester.
Obtuvo el Premio Estatal de Poesía en 1981, por su libro El Nuevo Cantar de Isolda.
En septiembre de 2010 fungió como jurado en el Premio Estatal de Poesía Carlos Eduardo Turón.
Frida nació el 8 de septiembre de 1948 en la ciudad de México y falleció el pasado 14 de enero en Morelia a los 63 años, a causa de una neumonía. Sus restos fueron cremados para ser enviados a Polonia, el país natal de su madre.
Ilustración del poemario Anima Eva
La casa de la araucaria
Fue sorprendente cómo la tristeza se convirtió en alegría, como si de tanto invocarlo, el espíritu de Frida se apoderara de todos y nos indujera a rendirle un homenaje espontáneo y a la vez concebido por ella. Todo parecía dispuesto para ese fin: el altarcito donde se puso la urna con sus cenizas, adornado con una Frida jovencita, una Bina niña, la Boina chapoteando en el Mar Muerto con tío Jacobo, un ramo de gardenias y claveles blancos, y luego más flores que llevaban vecinos que aún no salían de su sorpresa y acudían a expresar sus condolencias pero terminaban contagiados con las risas por las anécdotas que contaba Pablo, su cómplice más cercano en las aventuras infantiles; de fondo, el Réquiem de Mozart, que puso Daniel, según instrucción de Frida, y la algarabía de los nietecitos que jugaban por los rincones de la casita, dispuesta al puro estilo “fridiano”. Su creadora se las ingenió para que convivieran en el mismo espacio la vivienda familiar, el acervo que dejaron los jefes y las actividades del centro de cultura Cántico. De repente apareció en manos de Bina “grande” un ejemplar del periódico Cambio, en el que se publicó una extensa semblanza de la hermana poeta, filósofa y maestra. Después de la emotiva lectura se percibía más fuerte aún la presencia de un espíritu benévolo que impelía a todos más a la risa y los recuerdos entrañables que a la tristeza; a los reencuentros y al intercambio de recuerdos. Nadie se quería ir, pero se acordó un receso hasta la mañana siguiente, en la que todos llegaron con provisiones. Se comieron bolillos rellenos de aguacate con queso o requesón, guayabas, mandarinas, plátanos, café, al estilo de la dueña de la casa de la araucaria; o podría ser al revés: la araucaria con una casita encima de su poderosa raíz, que amenaza con devorarla.
Ni modo, había que regresar a la vida cotidiana. Pero ahora con un hálito de ese espíritu que dio frutos en abundancia. OLK
DOS POEMAS DE FRIDA LARA KLAHR
Canto al suicida
Ella siempre una cifra abierta, un silencio
Siempre extendido siempre
como un ave en su vuelo suspendida.
Su cuerpo cifra y tan callado
No deja de proferir palabras cada día
desde ese día desde esa plancha de acero
Tan callada
Sólo su extenso silencio muerde
Y allí tan blanca
Cada día un enigma sobre mi mesa
En mi pan, cada día una pregunta
sobre mi mesa sobre mi lámpara
Una pregunta que mira silenciosa
Y
como una flor que tan callada
de tanto silencio se abre
la flor de frutos peligrosos
Preguntas tomando aire
para tener siempre más y más hambre
Y ritmo y preguntar de nuevo y empezar
Siempre
Ave, cuerpo, palabra, palabra flor
Se deshoja, se desdobla, se quintuplica
Y cada vez más aves
Más cuerpos
Y preguntas
El espacio ocupado de silencios
el silencio ocupando más espacio
que mi cuarto
que mi cuerpo
espacio que se rasga su vestidura
que tengo que hilar cada noche
que tengo que hilar con un solo hilo
de puro silencio de hielo se me quiebra
en las manos se quiebra su silencio.
Dios ebrio
Las cosas son más eternas de lo que uno cree
Alguien tomó mi mano y escribe
Toma mi pata y hace huellas
escribe una historia que no era la mía
Soy la bruja jodida de la más vieja hora
De la más antigua hoguera
alguien escribió mis presagios y encantamientos
que yo sólo dancé
Los venenos y mis vuelos los dibujó. ¿quién?
Con sus pies en un surco de algún espacio
dictó su veredicto
Y por ese dios ebrio me quemaron
Con su capuchón serio y solemne
Sentenciaron los jueces
Juega
Fuego pirotecnia encanto
Cuento; un viejo blus y hoguera
Cifra canciones y dibujos en la caverna
En Chicago con su saxo, en el DF también arden
en la pira del ritmo y del sueño
Con pinceles profana templos
o piedras pulidas jades
ayer hoy
a la hoguera
mi ceniza vuelve
siempre vuelve o
vuela
y vuelve…
a la hoguera
cátara bruja incrédula.
FUENTES Y REFERENCIAS:
• [B] Antología del Primer Festival Internacional de Poesía. Morelia 1981. Edición, selección y notas de Homero Aridjis. México: Joaquín Mortiz, 1982, p. 351.
• [B] Los nombres y las letras. Muestra de la poesía contemporánea de Michoacán 1965-2007. Leonarda Rivera y José Antonio Alvarado (selección). Morelia: SECUM/Jitanjáfora, 2007. (Colección de poesía michoacana contemporánea, 12).[D. i.] Directorio actualizado de poetas y narradores de Michoacán (2006). Proporcionado por el Departamento de Literatura de la Secretaría de Cultura de Michoacán.[D. w.] MORALES, Enrique. “Exilio en mi tierra. Antología poética de Frida Lara Klahr”. CONACULTA. La Cultura Sala de Prensa. Noticias del día. Página electrónica: http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/2002/05mar/lara.htm. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [D. w.] MORALES, Enrique. “Frida Lara Klahr ha cruzado fronteras para reconocerse a sí misma”. CONACULTA. La Cultura Sala de Prensa. Noticias del día. Página electrónica: http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/2002/12mar/frida.htm. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [D. w.] Poemarios. Frida Lara Klahr. 7 de noviembre de 2005. Página electrónica: http://agplaraklahr.blogspot.com/. (Consultada el 11 de abril de 2007).
• [H] LARA KLAHR, Frida. “La poesía como tradición de rupturas” (columna semanal Crítica y fantasía). La Voz de Michoacán, Morelia, 21 de julio de 1999, p- 3C.
• [H] OGARRIO, Gustavo.”Entrevista / Frida Lara Klahr / Autora del libro Exilio en mi tierra”. La Voz de Michoacán, Morelia, 5 de junio de 1999, p. 6B.
• [H] OGARRIO, Gustavo. “La magia y el juego en la literatura latinoamericana de hoy”. La Voz de Michoacán, Morelia, 5 de junio de 1999, p. 10B.
• [H] VILLANUEVA RAMÍREZ, Lourdes. “Los libros más vendidos en marzo”. Donde se refiere el libro Antología poética (1965-1999), UMSNH, con obra de esta autora.
12/1/11
El collar
Guy de Maupassant
Era una de esas hermosas y encantadoras criaturas nacidas como por un error del destino en una familia de empleados. Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición; no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del Ministerio de Instrucción Pública.
No pudiendo adornarse, fue sencilla, pero desgraciada, como una mujer obligada por la suerte a vivir en una esfera inferior a la que le corresponde; porque las mujeres no tienen casta ni raza, pues su belleza, su atractivo y su encanto les sirven de ejecutoria y de familia. Su nativa firmeza, su instinto de elegancia y su flexibilidad de espíritu son para ellas la única jerarquía, que iguala a las hijas del pueblo con las más grandes señoras.
Sufría constantemente, sintiéndose nacida para todas las delicadezas y todos los lujos. Sufría contemplando la pobreza de su hogar, la miseria de las paredes, sus estropeadas sillas, su fea indumentaria. Todas estas cosas, en las cuales ni siquiera habría reparado ninguna otra mujer de su casa, la torturaban y la llenaban de indignación.
La vista de la muchacha bretona que les servía de criada despertaba en ella pesares desolados y delirantes ensueños. Pensaba en las antecámaras mudas, guarnecidas de tapices orientales, alumbradas por altas lámparas de bronce y en los dos pulcros lacayos de calzón corto, dormidos en anchos sillones, amodorrados por el intenso calor de la estufa. Pensaba en los grandes salones colgados de sedas antiguas, en los finos muebles repletos de figurillas inestimables y en los saloncillos coquetones, perfumados, dispuestos para hablar cinco horas con los amigos más íntimos, los hombres famosos y agasajados, cuyas atenciones ambicionan todas las mujeres.
Cuando, a las horas de comer, se sentaba delante de una mesa redonda, cubierta por un mantel de tres días, frente a su esposo, que destapaba la sopera, diciendo con aire de satisfacción: "¡Ah! ¡Qué buen caldo! ¡No hay nada para mí tan excelente como esto!", pensaba en las comidas delicadas, en los servicios de plata resplandecientes, en los tapices que cubren las paredes con personajes antiguos y aves extrañas dentro de un bosque fantástico; pensaba en los exquisitos y selectos manjares, ofrecidos en fuentes maravillosas; en las galanterías murmuradas y escuchadas con sonrisa de esfinge, al tiempo que se paladea la sonrosada carne de una trucha o un alón de faisán.
No poseía galas femeninas, ni una joya; nada absolutamente y sólo aquello de que carecía le gustaba; no se sentía formada sino para aquellos goces imposibles. ¡Cuánto habría dado por agradar, ser envidiada, ser atractiva y asediada!
Tenía una amiga rica, una compañera de colegio a la cual no quería ir a ver con frecuencia, porque sufría más al regresar a su casa. Días y días pasaba después llorando de pena, de pesar, de desesperación.
Una mañana el marido volvió a su casa con expresión triunfante y agitando en la mano un ancho sobre.
-Mira, mujer -dijo-, aquí tienes una cosa para ti.
Ella rompió vivamente la envoltura y sacó un pliego impreso que decía:
"El ministro de Instrucción Pública y señora ruegan al señor y la señora de Loisel les hagan el honor de pasar la velada del lunes 18 de enero en el hotel del Ministerio."
En lugar de enloquecer de alegría, como pensaba su esposo, tiró la invitación sobre la mesa, murmurando con desprecio:
-¿Qué haré yo con eso?
-Creí, mujercita mía, que con ello te procuraba una gran satisfacción. ¡Sales tan poco, y es tan oportuna la ocasión que hoy se te presenta!... Te advierto que me ha costado bastante trabajo obtener esa invitación. Todos las buscan, las persiguen; son muy solicitadas y se reparten pocas entre los empleados. Verás allí a todo el mundo oficial.
Clavando en su esposo una mirada llena de angustia, le dijo con impaciencia:
-¿Qué quieres que me ponga para ir allá?
No se había preocupado él de semejante cosa, y balbució:
-Pues el traje que llevas cuando vamos al teatro. Me parece muy bonito...
Se calló, estupefacto, atontado, viendo que su mujer lloraba. Dos gruesas lágrimas se desprendían de sus ojos, lentamente, para rodar por sus mejillas.
El hombre murmuró:
-¿Qué te sucede? Pero ¿qué te sucede?
Mas ella, valientemente, haciendo un esfuerzo, había vencido su pena y respondió con tranquila voz, enjugando sus húmedas mejillas:
-Nada; que no tengo vestido para ir a esa fiesta. Da la invitación a cualquier colega cuya mujer se encuentre mejor provista de ropa que yo.
Él estaba desolado, y dijo:
-Vamos a ver, Matilde. ¿Cuánto te costaría un traje decente, que pudiera servirte en otras ocasiones, un traje sencillito?
Ella meditó unos segundos, haciendo sus cuentas y pensando asimismo en la suma que podía pedir sin provocar una negativa rotunda y una exclamación de asombro del empleadillo.
Respondió, al fin, titubeando:
-No lo sé con seguridad, pero creo que con cuatrocientos francos me arreglaría.
El marido palideció, pues reservaba precisamente esta cantidad para comprar una escopeta, pensando ir de caza en verano, a la llanura de Nanterre, con algunos amigos que salían a tirar a las alondras los domingos.
Dijo, no obstante:
-Bien. Te doy los cuatrocientos francos. Pero trata de que tu vestido luzca lo más posible, ya que hacemos el sacrificio.
El día de la fiesta se acercaba y la señora de Loisel parecía triste, inquieta, ansiosa. Sin embargo, el vestido estuvo hecho a tiempo. Su esposo le dijo una noche:
-¿Qué te pasa? Te veo inquieta y pensativa desde hace tres días.
Y ella respondió:
-Me disgusta no tener ni una alhaja, ni una sola joya que ponerme. Pareceré, de todos modos, una miserable. Casi, casi me gustaría más no ir a ese baile.
-Ponte unas cuantas flores naturales -replicó él-. Eso es muy elegante, sobre todo en este tiempo, y por diez francos encontrarás dos o tres rosas magníficas.
Ella no quería convencerse.
-No hay nada tan humillante como parecer una pobre en medio de mujeres ricas.
Pero su marido exclamó:
-¡Qué tonta eres! Anda a ver a tu compañera de colegio, la señora de Forestier, y ruégale que te preste unas alhajas. Eres bastante amiga suya para tomarte esa libertad.
La mujer dejó escapar un grito de alegría.
-Tienes razón, no había pensado en ello.
Al siguiente día fue a casa de su amiga y le contó su apuro.
La señora de Forestier fue a un armario de espejo, cogió un cofrecillo, lo sacó, lo abrió y dijo a la señora de Loisel:
-Escoge, querida.
Primero vio brazaletes; luego, un collar de perlas; luego, una cruz veneciana de oro, y pedrería primorosamente construida. Se probaba aquellas joyas ante el espejo, vacilando, no pudiendo decidirse a abandonarlas, a devolverlas. Preguntaba sin cesar:
-¿No tienes ninguna otra?
-Sí, mujer. Dime qué quieres. No sé lo que a ti te agradaría.
De repente descubrió, en una caja de raso negro, un soberbio collar de brillantes, y su corazón empezó a latir de un modo inmoderado.
Sus manos temblaron al tomarlo. Se lo puso, rodeando con él su cuello, y permaneció en éxtasis contemplando su imagen.
Luego preguntó, vacilante, llena de angustia:
-¿Quieres prestármelo? No quisiera llevar otra joya.
-Sí, mujer.
Abrazó y besó a su amiga con entusiasmo, y luego escapó con su tesoro.
Llegó el día de la fiesta. La señora de Loisel tuvo un verdadero triunfo. Era más bonita que las otras y estaba elegante, graciosa, sonriente y loca de alegría. Todos los hombres la miraban, preguntaban su nombre, trataban de serle presentados. Todos los directores generales querían bailar con ella. El ministro reparó en su hermosura.
Ella bailaba con embriaguez, con pasión, inundada de alegría, no pensando ya en nada más que en el triunfo de su belleza, en la gloria de aquel triunfo, en una especie de dicha formada por todos los homenajes que recibía, por todas las admiraciones, por todos los deseos despertados, por una victoria tan completa y tan dulce para un alma de mujer.
Se fue hacia las cuatro de la madrugada. Su marido, desde medianoche, dormía en un saloncito vacío, junto con otros tres caballeros cuyas mujeres se divertían mucho.
Él le echó sobre los hombros el abrigo que había llevado para la salida, modesto abrigo de su vestir ordinario, cuya pobreza contrastaba extrañamente con la elegancia del traje de baile. Ella lo sintió y quiso huir, para no ser vista por las otras mujeres que se envolvían en ricas pieles.
Loisel la retuvo diciendo:
-Espera, mujer, vas a resfriarte a la salida. Iré a buscar un coche.
Pero ella no le oía, y bajó rápidamente la escalera.
Cuando estuvieron en la calle no encontraron coche, y se pusieron a buscar, dando voces a los cocheros que veían pasar a lo lejos.
Anduvieron hacia el Sena desesperados, tiritando. Por fin pudieron hallar una de esas vetustas berlinas que sólo aparecen en las calles de París cuando la noche cierra, cual si les avergonzase su miseria durante el día.
Los llevó hasta la puerta de su casa, situada en la calle de los Mártires, y entraron tristemente en el portal. Pensaba, el hombre, apesadumbrado, en que a las diez había de ir a la oficina.
La mujer se quitó el abrigo que llevaba echado sobre los hombros, delante del espejo, a fin de contemplarse aún una vez más ricamente alhajada. Pero de repente dejó escapar un grito.
Su esposo, ya medio desnudo, le preguntó:
-¿Qué tienes?
Ella se volvió hacia él, acongojada.
-Tengo..., tengo... -balbució - que no encuentro el collar de la señora de Forestier.
Él se irguió, sobrecogido:
-¿Eh?... ¿cómo? ¡No es posible!
Y buscaron entre los adornos del traje, en los pliegues del abrigo, en los bolsillos, en todas partes. No lo encontraron.
Él preguntaba:
-¿Estás segura de que lo llevabas al salir del baile?
-Sí, lo toqué al cruzar el vestíbulo del Ministerio.
-Pero si lo hubieras perdido en la calle, lo habríamos oído caer.
-Debe estar en el coche.
-Sí. Es probable. ¿Te fijaste qué número tenía?
-No. Y tú, ¿no lo miraste?
-No.
Se contemplaron aterrados. Loisel se vistió por fin.
-Voy -dijo- a recorrer a pie todo el camino que hemos hecho, a ver si por casualidad lo encuentro.
Y salió. Ella permaneció en traje de baile, sin fuerzas para irse a la cama, desplomada en una silla, sin lumbre, casi helada, sin ideas, casi estúpida.
Su marido volvió hacia las siete. No había encontrado nada.
Fue a la Prefectura de Policía, a las redacciones de los periódicos, para publicar un anuncio ofreciendo una gratificación por el hallazgo; fue a las oficinas de las empresas de coches, a todas partes donde podía ofrecérsele alguna esperanza.
Ella le aguardó todo el día, con el mismo abatimiento desesperado ante aquel horrible desastre.
Loisel regresó por la noche con el rostro demacrado, pálido; no había podido averiguar nada.
-Es menester -dijo- que escribas a tu amiga enterándola de que has roto el broche de su collar y que lo has dado a componer. Así ganaremos tiempo.
Ella escribió lo que su marido le decía.
Al cabo de una semana perdieron hasta la última esperanza.
Y Loisel, envejecido por aquel desastre, como si de pronto le hubieran echado encima cinco años, manifestó:
-Es necesario hacer lo posible por reemplazar esa alhaja por otra semejante.
Al día siguiente llevaron el estuche del collar a casa del joyero cuyo nombre se leía en su interior.
El comerciante, después de consultar sus libros, respondió:
-Señora, no salió de mi casa collar alguno en este estuche, que vendí vacío para complacer a un cliente.
Anduvieron de joyería en joyería, buscando una alhaja semejante a la perdida, recordándola, describiéndola, tristes y angustiosos.
Encontraron, en una tienda del Palais Royal, un collar de brillantes que les pareció idéntico al que buscaban. Valía cuarenta mil francos, y regateándolo consiguieron que se lo dejaran en treinta y seis mil.
Rogaron al joyero que se los reservase por tres días, poniendo por condición que les daría por él treinta y cuatro mil francos si se lo devolvían, porque el otro se encontrara antes de fines de febrero.
Loisel poseía dieciocho mil que le había dejado su padre. Pediría prestado el resto.
Y, efectivamente, tomó mil francos de uno, quinientos de otro, cinco luises aquí, tres allá. Hizo pagarés, adquirió compromisos ruinosos, tuvo tratos con usureros, con toda clase de prestamistas. Se comprometió para toda la vida, firmó sin saber lo que firmaba, sin detenerse a pensar, y, espantado por las angustias del porvenir, por la horrible miseria que los aguardaba, por la perspectiva de todas las privaciones físicas y de todas las torturas morales, fue en busca del collar nuevo, dejando sobre el mostrador del comerciante treinta y seis mil francos.
Cuando la señora de Loisel devolvió la joya a su amiga, ésta le dijo un tanto displicente:
-Debiste devolvérmelo antes, porque bien pude yo haberlo necesitado.
No abrió siquiera el estuche, y eso lo juzgó la otra una suerte. Si notara la sustitución, ¿qué supondría? ¿No era posible que imaginara que lo habían cambiado de intento?
La señora de Loisel conoció la vida horrible de los menesterosos. Tuvo energía para adoptar una resolución inmediata y heroica. Era necesario devolver aquel dinero que debían... Despidieron a la criada, buscaron una habitación más económica, una buhardilla.
Conoció los duros trabajos de la casa, las odiosas tareas de la cocina. Fregó los platos, desgastando sus uñitas sonrosadas sobre los pucheros grasientos y en el fondo de las cacerolas. Enjabonó la ropa sucia, las camisas y los paños, que ponía a secar en una cuerda; bajó a la calle todas las mañanas la basura y subió el agua, deteniéndose en todos los pisos para tomar aliento. Y, vestida como una pobre mujer de humilde condición, fue a casa del verdulero, del tendero de comestibles y del carnicero, con la cesta al brazo, regateando, teniendo que sufrir desprecios y hasta insultos, porque defendía céntimo a céntimo su dinero escasísimo.
Era necesario mensualmente recoger unos pagarés, renovar otros, ganar tiempo.
El marido se ocupaba por las noches en poner en limpio las cuentas de un comerciante, y a veces escribía a veinticinco céntimos la hoja.
Y vivieron así diez años.
Al cabo de dicho tiempo lo habían ya pagado todo, todo, capital e intereses, multiplicados por las renovaciones usurarias.
La señora Loisel parecía entonces una vieja. Se había transformado en la mujer fuerte, dura y ruda de las familias pobres. Mal peinada, con las faldas torcidas y rojas las manos, hablaba en voz alta, fregaba los suelos con agua fría. Pero a veces, cuando su marido estaba en el Ministerio, se sentaba junto a la ventana, pensando en aquella fiesta de otro tiempo, en aquel baile donde lució tanto y donde fue tan festejada.
¿Cuál sería su fortuna, su estado al presente, si no hubiera perdido el collar? ¡Quién sabe! ¡Quién sabe! ¡Qué mudanzas tan singulares ofrece la vida! ¡Qué poco hace falta para perderse o para salvarse!
Un domingo, habiendo ido a dar un paseo por los Campos Elíseos para descansar de las fatigas de la semana, reparó de pronto en una señora que pasaba con un niño cogido de la mano.
Era su antigua compañera de colegio, siempre joven, hermosa siempre y siempre seductora. La de Loisel sintió un escalofrío. ¿Se decidiría a detenerla y saludarla? ¿Por qué no? Habíéndolo pagado ya todo, podía confesar, casi con orgullo, su desdicha.
Se puso frente a ella y dijo:
-Buenos días, Juana.
La otra no la reconoció, admirándose de verse tan familiarmente tratada por aquella infeliz. Balbució:
-Pero..., ¡señora!.., no sé. .. Usted debe de confundirse...
-No. Soy Matilde Loisel.
Su amiga lanzó un grito de sorpresa.
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde, qué cambiada estás! ...
-¡Sí; muy malos días he pasado desde que no te veo, y además bastantes miserias.... todo por ti...
-¿Por mí? ¿Cómo es eso?
-¿Recuerdas aquel collar de brillantes que me prestaste para ir al baile del Ministerio?
-¡Sí, pero...
-Pues bien: lo perdí...
-¡Cómo! ¡Si me lo devolviste!
-Te devolví otro semejante. Y hemos tenido que sacrificarnos diez años para pagarlo. Comprenderás que representaba una fortuna para nosotros, que sólo teníamos el sueldo. En fin, a lo hecho pecho, y estoy muy satisfecha.
La señora de Forestier se había detenido.
-¿Dices que compraste un collar de brillantes para sustituir al mío?
-Sí. No lo habrás notado, ¿eh? Casi eran idénticos.
Y al decir esto, sonreía orgullosa de su noble sencillez. La señora de Forestier, sumamente impresionada, le cogió ambas manos:
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!... ¡Valía quinientos francos a lo sumo!...
Era una de esas hermosas y encantadoras criaturas nacidas como por un error del destino en una familia de empleados. Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición; no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del Ministerio de Instrucción Pública.
No pudiendo adornarse, fue sencilla, pero desgraciada, como una mujer obligada por la suerte a vivir en una esfera inferior a la que le corresponde; porque las mujeres no tienen casta ni raza, pues su belleza, su atractivo y su encanto les sirven de ejecutoria y de familia. Su nativa firmeza, su instinto de elegancia y su flexibilidad de espíritu son para ellas la única jerarquía, que iguala a las hijas del pueblo con las más grandes señoras.
Sufría constantemente, sintiéndose nacida para todas las delicadezas y todos los lujos. Sufría contemplando la pobreza de su hogar, la miseria de las paredes, sus estropeadas sillas, su fea indumentaria. Todas estas cosas, en las cuales ni siquiera habría reparado ninguna otra mujer de su casa, la torturaban y la llenaban de indignación.
La vista de la muchacha bretona que les servía de criada despertaba en ella pesares desolados y delirantes ensueños. Pensaba en las antecámaras mudas, guarnecidas de tapices orientales, alumbradas por altas lámparas de bronce y en los dos pulcros lacayos de calzón corto, dormidos en anchos sillones, amodorrados por el intenso calor de la estufa. Pensaba en los grandes salones colgados de sedas antiguas, en los finos muebles repletos de figurillas inestimables y en los saloncillos coquetones, perfumados, dispuestos para hablar cinco horas con los amigos más íntimos, los hombres famosos y agasajados, cuyas atenciones ambicionan todas las mujeres.
Cuando, a las horas de comer, se sentaba delante de una mesa redonda, cubierta por un mantel de tres días, frente a su esposo, que destapaba la sopera, diciendo con aire de satisfacción: "¡Ah! ¡Qué buen caldo! ¡No hay nada para mí tan excelente como esto!", pensaba en las comidas delicadas, en los servicios de plata resplandecientes, en los tapices que cubren las paredes con personajes antiguos y aves extrañas dentro de un bosque fantástico; pensaba en los exquisitos y selectos manjares, ofrecidos en fuentes maravillosas; en las galanterías murmuradas y escuchadas con sonrisa de esfinge, al tiempo que se paladea la sonrosada carne de una trucha o un alón de faisán.
No poseía galas femeninas, ni una joya; nada absolutamente y sólo aquello de que carecía le gustaba; no se sentía formada sino para aquellos goces imposibles. ¡Cuánto habría dado por agradar, ser envidiada, ser atractiva y asediada!
Tenía una amiga rica, una compañera de colegio a la cual no quería ir a ver con frecuencia, porque sufría más al regresar a su casa. Días y días pasaba después llorando de pena, de pesar, de desesperación.
Una mañana el marido volvió a su casa con expresión triunfante y agitando en la mano un ancho sobre.
-Mira, mujer -dijo-, aquí tienes una cosa para ti.
Ella rompió vivamente la envoltura y sacó un pliego impreso que decía:
"El ministro de Instrucción Pública y señora ruegan al señor y la señora de Loisel les hagan el honor de pasar la velada del lunes 18 de enero en el hotel del Ministerio."
En lugar de enloquecer de alegría, como pensaba su esposo, tiró la invitación sobre la mesa, murmurando con desprecio:
-¿Qué haré yo con eso?
-Creí, mujercita mía, que con ello te procuraba una gran satisfacción. ¡Sales tan poco, y es tan oportuna la ocasión que hoy se te presenta!... Te advierto que me ha costado bastante trabajo obtener esa invitación. Todos las buscan, las persiguen; son muy solicitadas y se reparten pocas entre los empleados. Verás allí a todo el mundo oficial.
Clavando en su esposo una mirada llena de angustia, le dijo con impaciencia:
-¿Qué quieres que me ponga para ir allá?
No se había preocupado él de semejante cosa, y balbució:
-Pues el traje que llevas cuando vamos al teatro. Me parece muy bonito...
Se calló, estupefacto, atontado, viendo que su mujer lloraba. Dos gruesas lágrimas se desprendían de sus ojos, lentamente, para rodar por sus mejillas.
El hombre murmuró:
-¿Qué te sucede? Pero ¿qué te sucede?
Mas ella, valientemente, haciendo un esfuerzo, había vencido su pena y respondió con tranquila voz, enjugando sus húmedas mejillas:
-Nada; que no tengo vestido para ir a esa fiesta. Da la invitación a cualquier colega cuya mujer se encuentre mejor provista de ropa que yo.
Él estaba desolado, y dijo:
-Vamos a ver, Matilde. ¿Cuánto te costaría un traje decente, que pudiera servirte en otras ocasiones, un traje sencillito?
Ella meditó unos segundos, haciendo sus cuentas y pensando asimismo en la suma que podía pedir sin provocar una negativa rotunda y una exclamación de asombro del empleadillo.
Respondió, al fin, titubeando:
-No lo sé con seguridad, pero creo que con cuatrocientos francos me arreglaría.
El marido palideció, pues reservaba precisamente esta cantidad para comprar una escopeta, pensando ir de caza en verano, a la llanura de Nanterre, con algunos amigos que salían a tirar a las alondras los domingos.
Dijo, no obstante:
-Bien. Te doy los cuatrocientos francos. Pero trata de que tu vestido luzca lo más posible, ya que hacemos el sacrificio.
El día de la fiesta se acercaba y la señora de Loisel parecía triste, inquieta, ansiosa. Sin embargo, el vestido estuvo hecho a tiempo. Su esposo le dijo una noche:
-¿Qué te pasa? Te veo inquieta y pensativa desde hace tres días.
Y ella respondió:
-Me disgusta no tener ni una alhaja, ni una sola joya que ponerme. Pareceré, de todos modos, una miserable. Casi, casi me gustaría más no ir a ese baile.
-Ponte unas cuantas flores naturales -replicó él-. Eso es muy elegante, sobre todo en este tiempo, y por diez francos encontrarás dos o tres rosas magníficas.
Ella no quería convencerse.
-No hay nada tan humillante como parecer una pobre en medio de mujeres ricas.
Pero su marido exclamó:
-¡Qué tonta eres! Anda a ver a tu compañera de colegio, la señora de Forestier, y ruégale que te preste unas alhajas. Eres bastante amiga suya para tomarte esa libertad.
La mujer dejó escapar un grito de alegría.
-Tienes razón, no había pensado en ello.
Al siguiente día fue a casa de su amiga y le contó su apuro.
La señora de Forestier fue a un armario de espejo, cogió un cofrecillo, lo sacó, lo abrió y dijo a la señora de Loisel:
-Escoge, querida.
Primero vio brazaletes; luego, un collar de perlas; luego, una cruz veneciana de oro, y pedrería primorosamente construida. Se probaba aquellas joyas ante el espejo, vacilando, no pudiendo decidirse a abandonarlas, a devolverlas. Preguntaba sin cesar:
-¿No tienes ninguna otra?
-Sí, mujer. Dime qué quieres. No sé lo que a ti te agradaría.
De repente descubrió, en una caja de raso negro, un soberbio collar de brillantes, y su corazón empezó a latir de un modo inmoderado.
Sus manos temblaron al tomarlo. Se lo puso, rodeando con él su cuello, y permaneció en éxtasis contemplando su imagen.
Luego preguntó, vacilante, llena de angustia:
-¿Quieres prestármelo? No quisiera llevar otra joya.
-Sí, mujer.
Abrazó y besó a su amiga con entusiasmo, y luego escapó con su tesoro.
Llegó el día de la fiesta. La señora de Loisel tuvo un verdadero triunfo. Era más bonita que las otras y estaba elegante, graciosa, sonriente y loca de alegría. Todos los hombres la miraban, preguntaban su nombre, trataban de serle presentados. Todos los directores generales querían bailar con ella. El ministro reparó en su hermosura.
Ella bailaba con embriaguez, con pasión, inundada de alegría, no pensando ya en nada más que en el triunfo de su belleza, en la gloria de aquel triunfo, en una especie de dicha formada por todos los homenajes que recibía, por todas las admiraciones, por todos los deseos despertados, por una victoria tan completa y tan dulce para un alma de mujer.
Se fue hacia las cuatro de la madrugada. Su marido, desde medianoche, dormía en un saloncito vacío, junto con otros tres caballeros cuyas mujeres se divertían mucho.
Él le echó sobre los hombros el abrigo que había llevado para la salida, modesto abrigo de su vestir ordinario, cuya pobreza contrastaba extrañamente con la elegancia del traje de baile. Ella lo sintió y quiso huir, para no ser vista por las otras mujeres que se envolvían en ricas pieles.
Loisel la retuvo diciendo:
-Espera, mujer, vas a resfriarte a la salida. Iré a buscar un coche.
Pero ella no le oía, y bajó rápidamente la escalera.
Cuando estuvieron en la calle no encontraron coche, y se pusieron a buscar, dando voces a los cocheros que veían pasar a lo lejos.
Anduvieron hacia el Sena desesperados, tiritando. Por fin pudieron hallar una de esas vetustas berlinas que sólo aparecen en las calles de París cuando la noche cierra, cual si les avergonzase su miseria durante el día.
Los llevó hasta la puerta de su casa, situada en la calle de los Mártires, y entraron tristemente en el portal. Pensaba, el hombre, apesadumbrado, en que a las diez había de ir a la oficina.
La mujer se quitó el abrigo que llevaba echado sobre los hombros, delante del espejo, a fin de contemplarse aún una vez más ricamente alhajada. Pero de repente dejó escapar un grito.
Su esposo, ya medio desnudo, le preguntó:
-¿Qué tienes?
Ella se volvió hacia él, acongojada.
-Tengo..., tengo... -balbució - que no encuentro el collar de la señora de Forestier.
Él se irguió, sobrecogido:
-¿Eh?... ¿cómo? ¡No es posible!
Y buscaron entre los adornos del traje, en los pliegues del abrigo, en los bolsillos, en todas partes. No lo encontraron.
Él preguntaba:
-¿Estás segura de que lo llevabas al salir del baile?
-Sí, lo toqué al cruzar el vestíbulo del Ministerio.
-Pero si lo hubieras perdido en la calle, lo habríamos oído caer.
-Debe estar en el coche.
-Sí. Es probable. ¿Te fijaste qué número tenía?
-No. Y tú, ¿no lo miraste?
-No.
Se contemplaron aterrados. Loisel se vistió por fin.
-Voy -dijo- a recorrer a pie todo el camino que hemos hecho, a ver si por casualidad lo encuentro.
Y salió. Ella permaneció en traje de baile, sin fuerzas para irse a la cama, desplomada en una silla, sin lumbre, casi helada, sin ideas, casi estúpida.
Su marido volvió hacia las siete. No había encontrado nada.
Fue a la Prefectura de Policía, a las redacciones de los periódicos, para publicar un anuncio ofreciendo una gratificación por el hallazgo; fue a las oficinas de las empresas de coches, a todas partes donde podía ofrecérsele alguna esperanza.
Ella le aguardó todo el día, con el mismo abatimiento desesperado ante aquel horrible desastre.
Loisel regresó por la noche con el rostro demacrado, pálido; no había podido averiguar nada.
-Es menester -dijo- que escribas a tu amiga enterándola de que has roto el broche de su collar y que lo has dado a componer. Así ganaremos tiempo.
Ella escribió lo que su marido le decía.
Al cabo de una semana perdieron hasta la última esperanza.
Y Loisel, envejecido por aquel desastre, como si de pronto le hubieran echado encima cinco años, manifestó:
-Es necesario hacer lo posible por reemplazar esa alhaja por otra semejante.
Al día siguiente llevaron el estuche del collar a casa del joyero cuyo nombre se leía en su interior.
El comerciante, después de consultar sus libros, respondió:
-Señora, no salió de mi casa collar alguno en este estuche, que vendí vacío para complacer a un cliente.
Anduvieron de joyería en joyería, buscando una alhaja semejante a la perdida, recordándola, describiéndola, tristes y angustiosos.
Encontraron, en una tienda del Palais Royal, un collar de brillantes que les pareció idéntico al que buscaban. Valía cuarenta mil francos, y regateándolo consiguieron que se lo dejaran en treinta y seis mil.
Rogaron al joyero que se los reservase por tres días, poniendo por condición que les daría por él treinta y cuatro mil francos si se lo devolvían, porque el otro se encontrara antes de fines de febrero.
Loisel poseía dieciocho mil que le había dejado su padre. Pediría prestado el resto.
Y, efectivamente, tomó mil francos de uno, quinientos de otro, cinco luises aquí, tres allá. Hizo pagarés, adquirió compromisos ruinosos, tuvo tratos con usureros, con toda clase de prestamistas. Se comprometió para toda la vida, firmó sin saber lo que firmaba, sin detenerse a pensar, y, espantado por las angustias del porvenir, por la horrible miseria que los aguardaba, por la perspectiva de todas las privaciones físicas y de todas las torturas morales, fue en busca del collar nuevo, dejando sobre el mostrador del comerciante treinta y seis mil francos.
Cuando la señora de Loisel devolvió la joya a su amiga, ésta le dijo un tanto displicente:
-Debiste devolvérmelo antes, porque bien pude yo haberlo necesitado.
No abrió siquiera el estuche, y eso lo juzgó la otra una suerte. Si notara la sustitución, ¿qué supondría? ¿No era posible que imaginara que lo habían cambiado de intento?
La señora de Loisel conoció la vida horrible de los menesterosos. Tuvo energía para adoptar una resolución inmediata y heroica. Era necesario devolver aquel dinero que debían... Despidieron a la criada, buscaron una habitación más económica, una buhardilla.
Conoció los duros trabajos de la casa, las odiosas tareas de la cocina. Fregó los platos, desgastando sus uñitas sonrosadas sobre los pucheros grasientos y en el fondo de las cacerolas. Enjabonó la ropa sucia, las camisas y los paños, que ponía a secar en una cuerda; bajó a la calle todas las mañanas la basura y subió el agua, deteniéndose en todos los pisos para tomar aliento. Y, vestida como una pobre mujer de humilde condición, fue a casa del verdulero, del tendero de comestibles y del carnicero, con la cesta al brazo, regateando, teniendo que sufrir desprecios y hasta insultos, porque defendía céntimo a céntimo su dinero escasísimo.
Era necesario mensualmente recoger unos pagarés, renovar otros, ganar tiempo.
El marido se ocupaba por las noches en poner en limpio las cuentas de un comerciante, y a veces escribía a veinticinco céntimos la hoja.
Y vivieron así diez años.
Al cabo de dicho tiempo lo habían ya pagado todo, todo, capital e intereses, multiplicados por las renovaciones usurarias.
La señora Loisel parecía entonces una vieja. Se había transformado en la mujer fuerte, dura y ruda de las familias pobres. Mal peinada, con las faldas torcidas y rojas las manos, hablaba en voz alta, fregaba los suelos con agua fría. Pero a veces, cuando su marido estaba en el Ministerio, se sentaba junto a la ventana, pensando en aquella fiesta de otro tiempo, en aquel baile donde lució tanto y donde fue tan festejada.
¿Cuál sería su fortuna, su estado al presente, si no hubiera perdido el collar? ¡Quién sabe! ¡Quién sabe! ¡Qué mudanzas tan singulares ofrece la vida! ¡Qué poco hace falta para perderse o para salvarse!
Un domingo, habiendo ido a dar un paseo por los Campos Elíseos para descansar de las fatigas de la semana, reparó de pronto en una señora que pasaba con un niño cogido de la mano.
Era su antigua compañera de colegio, siempre joven, hermosa siempre y siempre seductora. La de Loisel sintió un escalofrío. ¿Se decidiría a detenerla y saludarla? ¿Por qué no? Habíéndolo pagado ya todo, podía confesar, casi con orgullo, su desdicha.
Se puso frente a ella y dijo:
-Buenos días, Juana.
La otra no la reconoció, admirándose de verse tan familiarmente tratada por aquella infeliz. Balbució:
-Pero..., ¡señora!.., no sé. .. Usted debe de confundirse...
-No. Soy Matilde Loisel.
Su amiga lanzó un grito de sorpresa.
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde, qué cambiada estás! ...
-¡Sí; muy malos días he pasado desde que no te veo, y además bastantes miserias.... todo por ti...
-¿Por mí? ¿Cómo es eso?
-¿Recuerdas aquel collar de brillantes que me prestaste para ir al baile del Ministerio?
-¡Sí, pero...
-Pues bien: lo perdí...
-¡Cómo! ¡Si me lo devolviste!
-Te devolví otro semejante. Y hemos tenido que sacrificarnos diez años para pagarlo. Comprenderás que representaba una fortuna para nosotros, que sólo teníamos el sueldo. En fin, a lo hecho pecho, y estoy muy satisfecha.
La señora de Forestier se había detenido.
-¿Dices que compraste un collar de brillantes para sustituir al mío?
-Sí. No lo habrás notado, ¿eh? Casi eran idénticos.
Y al decir esto, sonreía orgullosa de su noble sencillez. La señora de Forestier, sumamente impresionada, le cogió ambas manos:
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!... ¡Valía quinientos francos a lo sumo!...
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El autor
- Croto
- Localidad: Tierra, Región: Vía Láctea, Mexico
- Pasante de la universidad de la vida, realiza estudios en ocio creativo y aplanado de calles y caminos con maestros como el profesor emérito Papirolas, el artista callejero Llanero Solitito y el padre Chinchachoma, protector de los niños de la calle. También le han dejado grandes enseñanzas los trotamundos argentinos denominados crotos en honor al gobernante de apellido Crotto, que permitió a los vagabundos viajar en los trenes sin pagar boleto. Los crotos proponen para mejorar la sociedad, entre otras cosas, volver al trueque, lograr que el trabajo sea creativo y edificante para los individuos, caminar o utilizar vehículos que no contaminan, como la bicicleta; en vez de vivir para acumular, traer a cuestas únicamente lo que se pueda cargar en una mochila; en síntesis, sustituir el ser por el tener. En su formación también ha recibido influencia de los anarquistas y socialistas utópicos, de los beatniks estadunidenses como Jack Kerouac, de los jipis promotores del amor y la paz, y de trovadores como José Alfredo Jiménez, Bob Dylan, Chavela Vargas, Rockdrigo González, Joaquín Sabina y José Cruz.