La permacultura puede definirse como un conjunto de conocimientos y prácticas que permiten vivir con autonomía de los sistemas productivos “modernos”. Su principio fundamental es preservar y mantener saludable a “la gallina de los huevos de oro”: la naturaleza. Es decir, utilizarla pero sin acabar con ella.
La permacultura fue concebida en los años 70 del siglo 20 por los científicos naturalistas australianos Bill Mollison y David Holmgren. Actualmente se ha convertido en un movimiento a escala mundial, integrado por personas que buscan una alternativa a la forma de vida humana que ha desembocado en la crisis ambiental que amenaza a nuestro planeta, provocada por un sistema que sólo toma en cuenta la ganancia económica sin preocuparse por las consecuencias. Basta con mencionar como ejemplos el uso de la biotecnología para producir alimentos transgénicos y la llamada revolución verde, cuyos métodos industriales han dejado inservibles extensas áreas de cultivo en todo el mundo y el consecuente empobrecimiento de los campesinos.
La permacultura involucra de manera integral, aspectos de diseño de viviendas, agricultura, ecología y economía, entre otras disciplinas. Sin embargo, se basa en gran medida en el sentido común y en el conocimiento tradicional de los pueblos, por lo cual cualquier persona dispuesta a vivir en armonía con el medio ambiente y que quiera aportar algún beneficio a la humanidad puede convertirse en permacultor.
De esta manera, sin grandes títulos, se es permacultor al cultivar un pequeño huerto doméstico sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes químicos, o al asumir prácticas éticas de comercio justo, alimentación saludable y búsqueda de alimentos orgánicos en los mercados populares en vez de los supermercados trasnacionales. También, al evitar el consumismo, el derroche y la vida suntuosa se está siendo permacultor.
En este espacio pretendemos acrecentar nuestro conocimiento en permacultura, compartir los resultados de esta búsqueda y difundir la práctica de esta forma de vida.
Al hablar de permacultura como movimiento social, no nos referimos a una bella utopía, sino a una realidad presente en todo el mundo. Afortunadamente México no es la excepción. En diversos puntos del país, desde hace más de 30 años funcionan comunidades cuyo funcionamiento y pervivencia se debe a los principios de la permacultura. En este espacio presentaremos en cada entrega información de esas comunidades, denominadas acoaldeas, y de personas que de una u otra forma aportan en su vida diaria su granito de arena al desarrollo de la permacultura, y con ello al mantenimiento de la vida en el planeta. Sólo resta aclarar que la permacultura no está reñida con el disfrute de la naturaleza, al contrario, pretende que un lugar hermoso, que nos llena de paz interior y armonía, siga siéndolo, en vez de utilizarlo como una mercancía desechable, como por desgracia sucede en la práctica del turismo convencional.
Ecoaldea Huehuecóyotl
La ecoaldea Huehuecóyotl la creó un grupo de personas de varias nacionalidades, dedicadas a modelar e investigar un estilo de vida basado en la ecología, las artes, la verdadera democracia y la práctica de métodos de salud holística que se dirigen al bienestar de los individuos y las comunidades. Se definen como “una verdadera ecoaldea de soñadores” en busca de “armonizarse con la tierra, la naturaleza y con todas sus formas de vida”. Sus actividades buscan la salud física, emocional y espiritual.
Ofrecen programas de educación ambiental y de salud, para lo cual organizan cursos, talleres y retiros. Dan especial atención a su relación con sus vecinos de Santo Domingo Ocotitlán, un pueblo de campesinos indígenas que viven en la extrema pobreza. También mantienen contacto con el municipio de Tepoztlán, pueblo ubicado en las laderas de la cordillera del Tepozteco y el corredor biológico Chichinautzin.
Desde su fundación en 1982, Huehuecóyotl ha fomentado el uso de tecnologías apropiadas, la facilitación por consenso, las artes, la artesanía, la permacultura, estudios de las culturas indígenas, las redes de comunicación y el ecoturismo.
Actualmente esa comunidad cuenta con aproximadamente 20 miembros residentes y un número variable de miembros asociados, que pasan desde una semana hasta varios meses, como aprendices o rentistas. También tienen una membresía informal de voluntarios provenientes de varios países.
Los integrantes de Huehuecóyotl están afiliados al Consejo Biorregional de las Américas, el Consejo de Guardianes de la Tierra, la Red de Ecoaldeas de las Américas (ENA) http://ena.ecovillage.org/ la Red Global de Eco-aldeas (GEN) http://www.ecovillage.org, entre otras organizaciones afines.
La ecoaldea Huehuecóyotl se ubica cerca del pueblo de Santo Domingo Ocotitlán, perteneciente al municipio de Tepoztlán, Morelos, aproximadamente a hora y media de la ciudad de México.
Contacto: www.huehecoyotl.net/contactos.html
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El autor
- Croto
- Localidad: Tierra, Región: Vía Láctea, Mexico
- Pasante de la universidad de la vida, realiza estudios en ocio creativo y aplanado de calles y caminos con maestros como el profesor emérito Papirolas, el artista callejero Llanero Solitito y el padre Chinchachoma, protector de los niños de la calle. También le han dejado grandes enseñanzas los trotamundos argentinos denominados crotos en honor al gobernante de apellido Crotto, que permitió a los vagabundos viajar en los trenes sin pagar boleto. Los crotos proponen para mejorar la sociedad, entre otras cosas, volver al trueque, lograr que el trabajo sea creativo y edificante para los individuos, caminar o utilizar vehículos que no contaminan, como la bicicleta; en vez de vivir para acumular, traer a cuestas únicamente lo que se pueda cargar en una mochila; en síntesis, sustituir el ser por el tener. En su formación también ha recibido influencia de los anarquistas y socialistas utópicos, de los beatniks estadunidenses como Jack Kerouac, de los jipis promotores del amor y la paz, y de trovadores como José Alfredo Jiménez, Bob Dylan, Chavela Vargas, Rockdrigo González, Joaquín Sabina y José Cruz.
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