Bienvenido al refugio de los agobiados por el trabajo enajenante

Este es tu espacio, se reciben todo tipo de colaboraciones, con la única condición de que aporten a nuestra incesante búsqueda de inventiva y ocio creativo

Buscar este blog

23/10/10

¿Qué?

Hace mucho tiempo no dormía como esa noche. Después de un día pesado llegó a casa y en cuanto se acostó cayó como tabla. Ni una vez se levantó al baño como solía hacer, ni escuchó el ruido del aire acondicionado, al que no acababa de acostumbrarse; oriundo de tierra fría, los mosquitos y la dependencia del clima artificial le hacían sufrir en el trópico. Ni siquiera escuchó el rugido del camión que el vecino transportista echa a andar puntualmente a las 5 de la madrugada. Tampoco oyó la aguda alarma que lo despierta sin falta a las 6:30.

De no ser porque su mujer lo sacudió varias veces, hubiera seguido volando lejos de las calamidades mundanas, sobre un fresco bosque de coníferas que añoraba en una ciudad erosionada por los vientos y los gobiernos que confunden la modernidad con el concreto; lo más agradable era el silencio que prevalecía en ese lugar tan lejano a las calles sucias, ruidosas y malolientes que recorría todos los días. A la primera sacudida perdió el poder de suspenderse en el aire y comenzó a caer desde la altura. Como siempre, despertó un instante antes de estrellarse en el suelo. Por fin se levantó, se aseó y se dispuso a salir hacia sus obligaciones diarias.

Al despedirse de su esposa y ver sus gesticulaciones como en una película de cine mudo, descubrió la causa del sueño tan profundo que experimentó en la noche: la disminución gradual de su capacidad auditiva que se le había diagnosticado llegó a su límite. Había quedado sordo.

No hay comentarios:

El autor

Mi foto
Localidad: Tierra, Región: Vía Láctea, Mexico
Pasante de la universidad de la vida, realiza estudios en ocio creativo y aplanado de calles y caminos con maestros como el profesor emérito Papirolas, el artista callejero Llanero Solitito y el padre Chinchachoma, protector de los niños de la calle. También le han dejado grandes enseñanzas los trotamundos argentinos denominados crotos en honor al gobernante de apellido Crotto, que permitió a los vagabundos viajar en los trenes sin pagar boleto. Los crotos proponen para mejorar la sociedad, entre otras cosas, volver al trueque, lograr que el trabajo sea creativo y edificante para los individuos, caminar o utilizar vehículos que no contaminan, como la bicicleta; en vez de vivir para acumular, traer a cuestas únicamente lo que se pueda cargar en una mochila; en síntesis, sustituir el ser por el tener. En su formación también ha recibido influencia de los anarquistas y socialistas utópicos, de los beatniks estadunidenses como Jack Kerouac, de los jipis promotores del amor y la paz, y de trovadores como José Alfredo Jiménez, Bob Dylan, Chavela Vargas, Rockdrigo González, Joaquín Sabina y José Cruz.

Huéspedes del refugio