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27/10/09

Para bailar, en La Campana



...algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver..."

Veracruz tiene rincones más allá de los clichés turísticos, que aunque bonitos no siempre reflejan el ser profundo de una ciudad. Uno de esos rincones es la plazuela de La Campana, donde en las noches se baila danzón y rumba al ritmo de diversos grupos locales, en particular Los pregoneros del recuerdo, de larga tradición en el puerto. Al mismo tiempo de admirar a verdaderos maestros del baile que nunca saldrán en "la tele", o bailar junto a ellos, se puede uno tomar un café, un refresco o una cerveza a bajo precio y encontrar buena compañía. La placita está muy cerca del zócalo de la ciudad, se llega caminando por un circuito de callejones que reflejan el trazo antiguo de Veracruz, que aunque en ruinas muestra restos de un lejano esplendor. La decadencia y el descuido -hay casos lamentables de edificaciones históricas a punto del derrumbe- le dan cierto encanto y parecido con La Habana, excepto por la contaminación visual (la desordenada proliferación de anuncios) y auditiva (el deplorable transporte público y la competencia entre las tiendas por llamar la atención de los transeúntes con aparatos de sonido a todo volumen). Pero al final de cuentas esto no es mucho problema, porque Veracruz no es una ciudad para dormir, sino para bailar y excederse: tiene el raro poder de provocar que los visitantes hagan lo que no se atreven a hacer en su lugar de origen.

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El autor

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Localidad: Tierra, Región: Vía Láctea, Mexico
Pasante de la universidad de la vida, realiza estudios en ocio creativo y aplanado de calles y caminos con maestros como el profesor emérito Papirolas, el artista callejero Llanero Solitito y el padre Chinchachoma, protector de los niños de la calle. También le han dejado grandes enseñanzas los trotamundos argentinos denominados crotos en honor al gobernante de apellido Crotto, que permitió a los vagabundos viajar en los trenes sin pagar boleto. Los crotos proponen para mejorar la sociedad, entre otras cosas, volver al trueque, lograr que el trabajo sea creativo y edificante para los individuos, caminar o utilizar vehículos que no contaminan, como la bicicleta; en vez de vivir para acumular, traer a cuestas únicamente lo que se pueda cargar en una mochila; en síntesis, sustituir el ser por el tener. En su formación también ha recibido influencia de los anarquistas y socialistas utópicos, de los beatniks estadunidenses como Jack Kerouac, de los jipis promotores del amor y la paz, y de trovadores como José Alfredo Jiménez, Bob Dylan, Chavela Vargas, Rockdrigo González, Joaquín Sabina y José Cruz.

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